La cuarta coincidencia
En algún momento comparaba a Fidel Castro y a Osama bin Laden y pensaba que su mesianismo y su odio por los Estados Unidos los equiparaba. Y ya, no pensé que tuvieran algo más en común. Pero ahora hay algo más en todo esto.
Los personeros de Fidel quieren convencer a todo el que los quiera escuchar que un anciano de 80 años, al cual probablemente le extirparon gran parte intestino grueso, que debe tener un hueco pestilente en un costado, que se alimenta con papillas estériles y al que apenas se le entiende lo que habla, está muy bien, que está ya casi restablecido y que pronto regresara a seguir jodiendo a los cubanos.
Por otro lado, a cada rato sale algún AlQaedano a proclamar que Osama no ha muerto, que permanece vivo en algún lugar de Afganistán o de quien sabe donde, fraguando nuevas venganzas y calamidades.
Y en ambos casos se mantiene un velo de secreto y ambigüedad sobre la simple verdad, lo cual sería el tercer aspecto que tienen en común.
En definitiva, lo más probable es que uno esté muriendo y el otro ya haya muerto. Y cuando al fin Fidel se muera, pues será la cuarta coincidencia. La mejor de todas.
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