Cubanistica y otras razones: marzo 2007

miércoles, 28 de marzo de 2007

El mesianismo por vocación

Los cubanos crecimos rodeados de una mezcla de mesianismo y tremendismo. Y a eso se le pudiera añadir algo de absolutismo y algunos ismos más. Pero para este comentario, con los dos primeros basta.

Quizás el primer Mesías (en Cuba) fue Martí, con aquello de que “un error en Cuba, es un error en América, es un error en la humanidad moderna”. No se andaba en chiquitas el Apóstol, y eso que no conoció la globalización. Y es que las ideas radicales, al parecer, necesitan de frases tremebundas.

Por ahí en la Biblia anda aquello que diz que dijo Jesús y que dice “El que no está conmigo está contra mí”, lo que convierte al susodicho en uno de los iconos (documentados) más antiguos de la intolerancia. Sus seguidores no quisieron quedar a la zaga y dejaron sentado, para los interesados, que “No hay salvación fuera de la iglesia”. Y acto seguido comenzaron a quemar personas.

Sin embargo ha habido, y hay, muchos más que aprovecharon sus tres minutos de fama para dejar lo suyo, pues con Martí y Jesús no bastaba. Por ahí dejó algo el Che Guevara, con aquello de que “Un hombre tiene derecho a cansarse, pero entonces no tiene derecho a ser un hombre de vanguardia”. Es decir, la intolerancia con dos vueltas adicionales de tuerca y el toque de extremismo inherente a este personaje.

Y en eso llegó el comandante, que no podía faltar, y dejó en claro que “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada”. A eta vsio. Apaga y vamos.

Y, como si no bastara con declarar oficialmente a la Revolución unidireccional, autótrofa y endogámica (casi como un hueco negro…), entonces la elevó, emparejó a conceptos superiores y la generalizó de un plumazo (más probablemente de un grito…). Y nació entonces la macabra frase: “Por la Patria, La Revolución y el Socialismo”. Y nos jodimos todos, pues resultó que, por definición, dejas de ser patriota si no eres revolucionario o socialista.

Claro, la frase deja entrever, así, de refilón, que es condición necesaria, y quizás suficiente, ser revolucionario para ser patriota. O ser socialista para ser patriota. Ambas inclusive sería lo perfecto, pero esto dejaría afuera del patriotismo nada menos que a Martí y a todo el resto de los cubanos que pelearon en las guerras de Independencia, lo cual ni siquiera un desquiciado mental como Fidel Castro se atrevería a hacer (al menos no lo ha hecho hasta ahora…)

Y este fragmento, parte de un discurso del Loco en Jefe, lo dice todo:

En Cuba, Revolución, socialismo e independencia nacional, están indisolublemente unidos…. A la Revolución y al socialismo, debemos hoy todo lo que somos. Si a Cuba regresara alguna vez el capitalismo, nuestra independencia y soberanía desaparecerían para siempre, seríamos una prolongación de Miami, un simple apéndice del imperio yanqui, el cumplimiento de aquella repugnante profecía de un presidente de Estados Unidos en el siglo pasado cuando pensaban anexar nuestra isla y dijo que esta caería en manos de ese país como una fruta madura. Para impedirlo hoy, mañana y siempre, habrá todo un pueblo dispuesto a morir. De nuevo cabe repetir aquí ante su propia tumba la frase inmortal de Maceo: "quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha"….”

En fin, que un cubano, donde quiera que mire, se encuentra con frases que parecen esculpidas en granito mohoso; son gélidas, agotadas, definitivas. Y resultan mucho más terriblemente absurdas cuando uno visita Cuba y las encuentra en pancartas y anuncios espectaculares; allí están, mustias, machacadas, obsoletas, ridículas. Como esa que ha eliminado del calendario la celebración del Año Nuevo. En su lugar, lo que deben celebrar los cubanos, es el feliz advenimiento de un nuevo aniversario de la Revolución.

Y de la Patria y el socialismo.

lunes, 26 de marzo de 2007

La música norteña o la antimúsica

En mis andanzas por Europa Central conocí algo de la música local: la polka, el chardas y la música de las “kapelas”. Estas últimas son unas bandas musicales que usan principalmente instrumentos de viento, acordeón, platillos y algún redoblante. Las integraban unos señores enfundados en trajes típicos, a veces con sombreritos tipo tirolés, con plumita y todo. Algo parecido a esto:

La música en sí, pues es casi insoportable al oído caribeño. Dejarla de escuchar fue una de las ventajas que encontré al regresar a Cuba.

Por otra parte, en México se han creado géneros musicales antológicos, de arraigo y reconocida calidad: mariachis, rancheras, huapangos, música huasteca, sones jarochos… Pero, cuando años después llegué a México, con toda esa música como antecedente, ¿qué me encuentro? Pues que aquí existe una abominación llamada música norteña que, por una de esas caprichosas mutaciones que tiene la música, al parecer se formó a partir, ¡nada menos!, que de la polka y las kapelas. Conservaron hasta el acordeón. Combinación letal para un oído desprevenido.

Al parecer durante años esa cosa musical había estado confinada a comunidades del México rural pero, con la emigración masiva hacia los Estados Unidos, se exportaron, además de los braseros, sus gustos musicales. Y sus gustos musicales son tan graves como urgentes sus necesidades económicas. Para colmo de males, los narcotraficantes, cuyo mal gusto es antológico, propiciaron la creación del género llamado narco-corridos, que son unas pésimas canciones que narran las aventuras y desventuras de estos personajes, etc. Y estos narco-corridos se insertaron también dentro de la subcultura de la música norteña.










Y, como si faltara algo, la presencia de 25 millones de mexicanos en los Estados Unidos constituye un deseado mercado, que consume… cosas mexicanas. Y música norteña. En grandes cantidades. Tal es así que la televisión latina en los Estados Unidos se ha mexicanizado de tal forma que aturde y por ello es muy común ver a los estrafalarios y grotescos grupos de música norteña en programas de alta audiencia.

Y ejemplos de esta música son cosas como las que cantan Los Tigres del Norte, Los Tucanes de Tijuana, Las Ballenas del Golfo de Cortés (ah, no, obvien este ultimo…) y otros grupos con nombres de tan buen gusto como su música. En fin bienaventurados los que no la han escuchado, porque no tendrán pesadillas…

En otro momento regresaré con el tema “ska”, otro de esos géneros a los cuales se agradece que desaparezcan rápidamente…

jueves, 22 de marzo de 2007

Filosofando con café con leche

Resulta que mi carro tiene un ligero retardo en el arranque. Es un carro nuevo, apenas 13,000 km recorridos, así que lo llevé a la agencia. Y allí simplemente “no le notaron la falla”, es decir, la declararon inexistente.

Seguí pues insistiendo y hoy vino a mi casa el gerente de servicios de la agencia, arrancó el carro y notó la falla, con lo cual esta volvió a la vida oficialmente.

Y entonces, mientras desayunaba, pensaba en las circunstancias de este asunto. Resulta que cuando hay un problema que no se entiende y cuyas causas no se logran diagnosticar, por ende no se puede resolver. Ante este dilema, al parecer, hay varias actitudes:

1. Los estúpidos declararán que el problema no existe.
2. La gente de raciocinio ajustarán las velas al viento y crearán una nueva teoría.
3. El resto se declarará perplejo y así nacera alguna religión.

En fin, parece que mi carro tendrá batería nueva o algo así…

miércoles, 21 de marzo de 2007

¡Vivan las instituciones! (por el momento…)

Pues, siguiendo (y ya para terminar) con la historia de las reparaciones a mi casa, puedo decir que estoy asombrado, anonadado e hipersatisfecho.

La constructora envió finalmente una brigadita que terminó las reparaciones con diligencia. Cementaron, sellaron, pintaron y, para colmo, pintaron hasta lo que no les correspondía, de tal manera que mi casa está recién pintada por arte de la amabilidad de esa empresa constructora. Carajo, no tengo palabras.

Pero, como si fuera poco, me están reparando todo el patio, poniendo adoquines y césped nuevos. Y todo gratis.

Vaya, que hasta un cuasianarquista como yo debe reconocer que las instituciones (a veces) funcionan. Sólo hay que tener un poco de (mucha...) suerte.

martes, 20 de marzo de 2007

Cuarenta y tantos motivos de una crisis

Por estos dias ando cumpliendo años. Y hace un par de años, por estas fechas, se asomó la crisis y escribí esto. Ahora lo puedo leer con tranquilidad.

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La gente habla mucha mierda y uno la cree a pie juntillas, iba pensando Pedro mientras sorteaba el tráfico de la tarde. Y es que siempre hay un comentario que proviene de fuentes fidedignas, fuentes que en Cuba se podían encontrar en las paradas de guaguas y que aquí se encuentran en Internet o en el vecino que está suscrito a “Muy Interesante”. Y estos comentarios versan por lo general sobre dietas redentoras, nuevas creencias edificantes, chacras reguladores, OVNIS, azarosas vidas de estrellas de TV o cuanto tiempo le queda a Fidel. Siempre son temas verificables sólo con fuentes similares y se comenta acerca de ellos con un aire de sapiencia.

Las crisis, por ejemplo, son un sujeto recurrente en los comentarios autorizados, piensa Pedro mientras se detiene en un semáforo. Crisis de hiperactividad en niños, crisis de adolescencia, crisis amorosas, crisis de personalidad controvertida, crisis doméstica, crisis energética o crisis en general. Yo, en lo personal, no le hago mucho caso a esos comentarios, no porque tenga una mejor explicación, sino porque no me llegan a interesar lo suficiente, piensa el hombre y se rasca la cabeza. De hecho, nunca creí en ninguna crisis ni evento parecido; para mi un niño hiperactivo sigue siendo un malcriado, la gente siempre va a pegar tarros y Fidel se va a morir algún día y se acabó, piensa mientras se baja del carro y manosea las llaves de la casa. Abre la reja que protege la entrada, abre la puerta, entra en la casa, cierra tras de sí, inhala profundamente sintiendo el olor personalísimo que impregna el lugar, disfrutando el frescor del interior y entonces se pregunta que coño le está pasando a sus cuarenta y un años de edad.

Pedro dejó caer las llaves sobre la mesa, miró brevemente las fotos de la lejana familia que adornan la pared de la escalera y, de pronto, sin proponérselo, se encontró examinando una vez más el balance que había estado alistando en los últimos tiempos.

Fue un adolescente despreocupado e inmaduro, no muy precoz, pero que supo recuperar oportunidades cuando las tuvo. Fue un estudiante promedio que logró terminar la Universidad y que sintió entonces que el mundo era pequeño, dócil, y que estaba a sus pies, que todo era rosa, a veces medio rojizo, pero no había ni un gris. Fue mimado por familia, superiores y compañeros, que le auguraban un futuro brillante. Sigue así y ya verás, le decían, y así llegó a su primer hijo y su primer divorcio. Entre promesas e ilusiones siguió creciendo en el trabajo, es que es muy bueno, decían todos, excepcional, decían algunos y fueron breves los veinte y ya entonces cumplió treinta años. Por esa época se convirtió en una presa más o menos deseada por mujeres de cuarenta años y más, manteniendo sin embargo una buena cuota de relaciones con muchachas veinteañeras, todo un tipo exitoso. Y así, entre vítores y ardentías, pasó su segundo hijo y su segundo matrimonio y, sólo entonces, a sus treinta y tres años, se le ocurrió levantar la vista y observar y observarse. Y lo que vio no le gustó.

Ya estaba en el futuro augurado, y más allá, y no había sucedido la magia. Pedro intuía que, si hubo una cumbre, esta ya había pasado, y que, de ahora en lo adelante, todo era en bajada. Y lo peor es que no había ni siquiera un camino, una senda: todo por delante se mostraba como un terreno abrupto y accidentado. Había que irse, se dijo, y así lo hizo.

En su nuevo país se lanzó a trabajar frenéticamente, a fabricar otra cumbre, a la vez que disfrutaba de la vida más cómoda, de una nueva y extraña libertad, y así llegó a los cuarenta con un currículo de un hombre de treinta y Pedro, ya desnudo, cerró la puerta del baño y repitió el experimento que ritualmente practicaba todos los días: se irguió y, inclinando muy ligeramente la cabeza, miró hacia abajo a lo largo de su cuerpo, para sólo encontrarse con la barriga: ya no podía ver sus pies y mucho menos la pinga. Alzó la mirada y el tipo que lo miró desde el espejo tenía unas entradas pertinaces, cuyo avance apenas contenía con una loción moderadamente eficaz. Y todavía recuerda el día reciente en que, en una tienda por departamentos, se vio de cuerpo entero en uno de esos espejos de varios ángulos y atisbó la incipiente tonsura que empezaba a crecer en el cogote y entonces compró un segundo frasco de la loción capilar. Pero no sólo eso mostraba el espejo: también mostraba una figura que ya no era juvenil y esbelta, dejaba ver la papada, que ahora acariciaba con sus dedos, las bolsas bajo los ojos que parecían crecer y oscurecer por día y, para rematar, algunas canas en las sienes.

Pedro suspiró lentamente, dejando escapar el aire entre los dientes; se metió en la ducha y, cuando la tibia agua comenzó a correr por su cuerpo, tuvo súbitamente la revelación de lo obvio, de lo que siempre había estado a su lado y que no había visto por estar siempre mirando adelante. El fogonazo de lucidez lo hizo recostarse a la pared del baño, mientras pasaba su mano por el pelo húmedo: a final de cuentas ni la vida es rosa, ni el futuro pronosticable y, oficialmente, había comenzado a envejecer.

viernes, 16 de marzo de 2007

Movilizando

Aquí en México el sentido de pertenencia a una comunidad y a sus mejores intereses aparece solamente en los estratos superiores de la clase media y, por supuesto, en la clase alta. En los estratos medio-inferiores de la clase media no está tan arraigado este sentimiento. Casi no existe. (Caramba, en Cuba era más sencilla esta cuestión de las clases sociales, sólo estábamos nosotros y ellos…)

Yo pertenezco, por el nivel de ingresos y el poder adquisitivo, en esos estratos medio-inferiores de la clase media. Y el asunto es que, además, yo vivo frente a un parque.

Mientras que en Cuba la hierba es una salación, aquí en el desierto es una bendición. Aquí en el desierto un parque, una mancha verde, un árbol, es algo digno de conservarse y cuidarse. Y cuando nos mudamos a esta casa, lo primero que observamos es que el parque andaba descuidado.

Se supone que el gobierno municipal se debe ocupar de los parques pero la realidad se queda en eso, en la suposición (no tengo momento fijo para regresar con el tema de los servidores públicos aquí en México, pues estoy en medio de un asunto que los involucra…). Y, como parte importante de la plusvalía de mi casa consiste en estar ubicada frente a un parque, inmediatamente nos dimos a la tarea de convocar a los vecinos en la cruzada por el mantenimiento del parque.

Y aquí, la experiencia de haber sido manipulados durante años por múltiples organizaciones de masa, y en masa, nos vino ad hoc.

No fue fácil, pues la desidia es parte de la indiosincracia local, pero logramos convocar a reunión de vecinos mediante panfleto, establecimos una colecta mensual para crear un fondo de mantenimiento, contratamos un jardinero y nuestro parque ahora está presentable. Tenemos ganado para la causa a aproximadamente el 75% de los vecinos.

Que no digan que el espíritu cederista no sirve para algo…

miércoles, 14 de marzo de 2007

Tomando prestado

Este es un escrito, publicado en el Foro Conexión Cubana, de una muchacha llamada Tania. Lo traigo, en su forma literal, porque todos dejamos algo atrás...
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Si mi padre me recordara, le diría lo bien que me suena su nombre, Sergio Oscar, le contara como me va la vida que me dio, le pidiera que me hiciera compañía por un tiempo.

Si mi viejo se acordara de mí! Cuando era pequeña, que grande me parecía mi papá, ahora sé que es porque que era grande. Quisiera preguntarle como fue que crió once hijos sin propinar una nalgada?, Como resistía trabajar de día en su trabajo, de noche en el central, sin apenas llegar a los 60 kg? Le pediría perdón por la preocupación que pude darle, por haber sido diferente a mis hermanas, por haberme ido sin llevarlo.

Cuando nos despedimos, el casi estaba ausente. Me miraba con ojitos preocupados, no sabía quien era aquella que se ahogaba en lágrimas, que lo abrazaba. Sólo estuve segura de que era el mismo padre de mi infancia, cuando le pedí un beso y él preocupado, se removió los bolsillos, encontró un peso y me lo puso, satisfecho, en la mano. Ese era mi papá, perdido, pero preocupado.

Si me dieran un deseo, pediría que mi padre se acordara de mí...y le enseñara el peso que hace 12 años me dio y anda conmigo, como el beso que se olvidó de dar.

martes, 13 de marzo de 2007

Yo, El Necio y un pedazo de pan

Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares.
Me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
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Llegué a México en modo de supervivencia: tenía una carrera por rehacer, dignidad personal que reconstruir y un camino por hallar que me llevara al futuro, porque el presente estaba de espanto. Y llegué con unas tremendas ganas de comerme al mundo, que aun no se me acaban.

Rápidamente hallé lo que buscaba; recuperé las riendas, la esperanza y hasta los kilogramos que entonces me faltaban y que, ahora, me sobran. Y así, trazado un buen rumbo, casi con piloto automático conectado, un día miré atrás.

Pertenezco a la generación de los cubanos nacidos en los sesenta. Si algo fue característico de esta, mi generación, fueron los ideales. Tuvimos ideales. Malos, buenos, utópicos, equivocados, pero nos dieron metas, carácter, dogma y doctrina. Por ello crecimos pintando al mundo en blanco y negro: en malos y buenos, nosotros y ellos, los que teníamos toda la razón del mundo y los que no tenían ninguna. Felices nosotros, pobres los capitalistas y proletarios de todos los países, tan desunidos.
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Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
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Fue esa formación la que me condicionó el razonamiento. Pero, a pesar de ello, tuve que entender, en primer lugar, que todo era mentira. Tuve que aceptar que dejé la época más productiva y creativa de mi vida en un cuento mal contado, que estaba, además, condenado a terminar desastrosamente. Que nadie me iba a devolver ese tiempo, que había que apurarse.

Ya emigrante, hube de colocar en su justa medida la falacia maquiavelica urdida por el gobierno cubano, ansioso este por el dinero de los cubanos de fuera de la isla, y que, de la noche a la mañana, pretendía clasificar a los emigrados cubanos en “económicos” y políticos”. Los gusanos buenos, ahora mariposas y los gusanos malos, ahora más malos por ser minoría. Los perdonados y los proscritos. Sin embargo, no era eso lo que había yo aprendido. Siempre me enseñaron que los hombres de bien no actuaban por dinero. Si alguien se iba tras el dinero, era una puta. Aunque fuera una cuestión de supervivencia. Aunque haya que tener pan para que se haga el verso.
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Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.
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Ese día en que miraba atrás estaba en casa de una, entonces, excelente amiga. Escuchábamos trova mexicana y cubana cuando, sorpresivamente y con alevosía, se me abalanzó “El Necio”. Y mientras Silvio cantaba, yo lloraba. Y para cuando Silvio terminó de rasgar sus vestiduras y de golpetear su pecho, yo ya había entendido.

Había entendido que no hay tal cosa como cubano emigrado por razones económicas. Todos, hasta el último cubano emigrado, somos emigrados políticos, porque aquí nos arrojó la demencia de Fidel. Aquí estamos refugiándonos del caos económico, pero el caos económico cubano lo hicieron los fidelistas y su mierdera manera de entender la economía. Y aqui, en nuestros nuevos países, entonces aprendimos que, después de comer, se puede hablar y hasta gritar. No hay problemas, siempre habrá quien te escuche. Aprendimos que se puede, y se debe, estar en desacuerdo. Y entonces entendí definitivamente que nosotros, los que alguna vez creímos, o que creímos que creíamos, no traicionamos a nada ni a nadie.

A nosotros nos traicionaron.
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Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino.
Yo me muero como viví.

Lo mejor que pude...
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PD: Gracias a Silvio por la involuntaria ayuda.

Visa, tiramisu y pacotilla...

A mujer le dieron la visa lazer para poder entrar a los Estados Unidos y hace un par de días fuimos con unos amigos a recoger la visa al consulado. Y ya, aprovechando el viaje, nos dimos una vuelta por el norte revuelto y brutal.

Almorzamos en un excelente restaurante italiano, almuerzo que pilonísticamente incluyó como entrantes calamares empanizados, bruschetas de tomate, mozzarella empanizado y frito y un dip de alcachofas, espinacas, crema y camarón. Siguió pizza de tres quesos y jamón, penne con no sé que cosa, que se comió una amiga, una sopa roja que se comió mi mujer y que estaba buena, cafe expresso y, terminando, un tiramisu de leyenda. El hueco fue de 84 dólares, propina incluida, lo que resulta asombrosamente barato si se compara con México.

Y de ahí nos fuimos a dar vueltas por las tiendas, sólo mirando… y mira, que útil esto, y que mira que bonito esto otro y mira que barato aquello. Y así, 1000 dólares mas tarde, salimos despavoridos de regreso a México, hablando del monstruo, de sus entrañas y de las razones que nos trajeron a estos lugares. De eso, escribo mas adelante.

viernes, 9 de marzo de 2007

¿Gasolina o etanol? ¿Negocio o ambientalismo?

Estuve viendo en las noticias que Bush y Lula se reunieron y concertaron acuerdos para impulsar el uso del etanol y el biodiesel como combustibles. Suena razonable.

El petróleo debe durar quizás 30 ó 40 años más y ya urge un sustituto. La producción de combustibles alternativos a partir de plantas parece una solución buena y no sólo desde el punto de vista energético: el etanol se produciría a partir de la caña de azúcar o el maíz y el biodiesel a partir de leguminosas como la soya. Es decir, llegaría la hora de los campesinos, pues estos se convertirían en los productores de la materia prima para producir la energía del planeta. Sigue sonando razonable. Utopía incluida.

Relacionado a este asunto, la protección al medio ambiente se menciona también. Pero cuan efectivo sería todo esto para fines ambientalistas esto realmente es algo que estaría por verse. El CO2 (dióxido de carbono), que tiene un gran papel en el efecto invernadero y el calentamiento global, se produce a partir del carbono presente en los combustibles. Las gasolinas actuales tienen mucho carbono, entre 5 y 9 por molécula quizás. El etanol tiene 2 carbonos por molécula. El biodiesel, muchos más. Es decir, no se eliminan las emisiones de CO2 tan sólo por usar combustibles alternativos (de hecho sólo el uso de hidrógeno resolvería definitivamente este problema, pero el quid del asunto está en como producir hidrógeno de forma económicamente viable y en como usarlo de forma racional y segura...)

En fin, las emisiones de CO2 quizás se reduzcan a largo plazo, pero el problema de la contaminación global no queda ni remotamente solucionado. Pero eso sí, el negocio de los combustibles estará garantizado.

Quizás sea la hora de regresar a los orígenes y, porsiaca, comprar una parcelita de tierra fértil para sembrar caña.......

jueves, 8 de marzo de 2007

Las cosas siempre pueden empeorar

Sigo con el tema de la reparación de mi casa...

Bueno, el optimista dicho con que titulo esta entrada te permite permanecer alerta y afrontar la vida con ecuanimidad. Pero resulta que, en materia de albañiles y artesanos en general, las cosas no sólo pueden sino que van a empeorar, de seguro.

Hoy llegué a la casa al mediodía y, ¿qué me encontré? Pues que dejaron un metro cúbico de piedra que usaran para la colada del concreto. Qué bueno, sino fuera porque el premio Nóbel que lo trajo lo descargó en plena entrada de mi casa, sobre un piso enlozado, loza que nos costó unos 25 USD el metro cuadrado y obra en la que invertimos unos 3000 dólares que no sobraban.

Cuando logré recobrar la calma (el dicho ayuda mucho) hablé al departamento Atención a Clientes de la constructora. Me explayé sobre eso que llaman sentido común y ellos se deshicieron en disculpas. Y no pasaron 15 minutos y ya estaba un supervisor allí, poniendo las cosas en orden.

¿Qué más se puede pedir?

miércoles, 7 de marzo de 2007

Cubanos, leyendas urbanas y alguna realidad

La búsqueda de esperanza de los cubanos ha creado todo un nuevo folklore que se basa en lo que sucede al interactuar un extranjero con lo cubano. Y viceversa.

Todos hemos escuchado la historia de la jinetera que se casó con el millonario y así resolvió su ecuación de vida. O la historia del cubano que llegó pobre y se hizo rico. O las historias de ingenuos extranjeros que se han casado con cubanísimas bellezas y que han sido abandonados con urgencia. Entre estas historias hay algunas verosímiles, algunas absurdas, otras casi surrealistas. Quizás la más rara que he escuchado es acerca de una mexicana que, en un restaurante cubano, mientras cenaba pollo, apartaba los pellejos a un platillo en una esquina de la mesa. Y alguien, con una bata de médico para más detalles, venía a cada rato y se llevaba los pellejos para comérselos…

Y así resulta que cada narrador conoce a alguien al que un amigo le contó que un primo conoce al protagonist@ de estas historias. En lo personal, conozco algunas de primera mano, es decir, prescindo del amigo del primo que conoce al protagonist@. Así, conozco a la amiga mexicana que no pudo almorzar tranquila en El Floridita porque el mesero la acosaba proponiéndole matrimonio para poder salir de Cuba. También conozco a la jinetera que se casó con el millonario (llamémosle La Flaca. Quizás traiga su historia en algún momento).

Desgraciadamente, la consecuencia más inmediata de todas estas historias no es positiva. Centenares de miles de cubanos en el exilio y dentro de Cuba son medidos y juzgados con el rasero que ha diseñado un puñado de putas, proxenetas, estafadores y pingueros. El morbo que impregna a la historia del mexicano pequeño, gordito, de tez brillante y sudorosa y poco agraciado, al cual una mulata escultural abandonó, pesa más que la historia de éxito de decenas de miles de exiliados cubanos que, comenzando de cero, en cinco años llegaron a lograr más en su nuevo país que muchos de los nativos en toda su vida.


No quiero extenderme demasiado. Me quedo con la opinión de un español que, con el sobrenombre de strernikov, participa en foros cubanos:

“…los cubanos son generalmente muy bien aceptados, por ser personas educadas, capacitadas y que vienen a España a ganarse honradamente la vida… Ojala y se pudiera hacer esa consideración para muchos otros de los inmigrantes que recibimos….

…La pena es que no se queden en sus países, sean los que sean, aquellos que van a otros sólo para generar una opinión desfavorable con su comportamiento, y que, como dice el refrán, hacen que paguen justos por pecadores. Y eso lo hago extensivo a los españoles a los que ayer abrió sus brazos Cuba, y a los que aún se los sigue abriendo…”



Mas información tipo “caldo de pollo para el alma…”:

aqui
y aqui

Respetuosamente, abajo Fidel

Mis paisanos que defienden a Fidel y al fidelismo usan un eufemismo que pone pensar a uno como interlocutor: gustan de invitar a opinar “respetuosamente”.

Nunca he leído o escuchado una explicación más extendida sobre lo que habría que respetar en este ejercicio de la opinión, aunque pienso que si dices coño pudiera resultar excesivo.

Sin embargo, el conocimiento que tengo sobre la libertad de expresión en Cuba (o más bien, sobre la falta de ella) me lleva a pensar que “respetuosamente” realmente quiere decir ni-se-te-ocurra-decir-algo-polémico-disentir-discrepar-negar-contrariar-divergir-cuestionar-sobre-Fidel-unipartidismo-democracia-caos-económico-y-social-represión-estancamiento-falta-de-libertad-de-expresión-de-movimiento-Chávez, esto último de reciente añadidura.

Vamos, que cuando aparece la apostilla “respetuosamente”, es hora de bostezar, despedirse e irse a ver televisión. O lo que sea que uno haga cuando se acaban las opciones.

martes, 6 de marzo de 2007

Si ves las grietas del vecino... Parte 2

Esta es la saga de este tema

El lunes, finalmente, a las 10:30 am, se aparecieron en mi casa los señores de la constructora. Eran cuatro: un muchacho joven, nervioso y taciturno, al que llamaban arquitecto; uno al que se referían como ingeniero, amable, solícito y obsequioso; un tercero al que no alcance a escuchar como se referían y que tenía una expresión hosca y mirada huidiza y, por último, el “maistro”, expresión con la que en estas latitudes denominan al maestro albañil, y que resultó ser el obrero.

Allí estuvieron describiendo lo que van a hacer en el patio de mi casa (que es particular), dando plazos (una semana y listo, dijeron) y augurando resultados de excelencia. Y al final salimos cada cual para su rumbo, dejando al “maistro” en su labor.

A eso de las dos de la tarde regresé a la casa, donde me recibió un silencio extraño, pues yo esperaba encontrar un fragor de actividad laboral (eso era un programa de radio…). Entré a la casa, pasé a la sala y me asomé al patio. Y allí, en una esquina, estaba una modesta pila de tierra y en la otra, estaba el “maistro”, acostado en la hierbita, con la gorra en la cara; quizás roncaba, quizás hasta soñaba, pero se despertó cuando escuchó el ruido de las persianas.

Levantó ligeramente la cabeza, miró en mi dirección y murmuró algo, espero que un saludo o algo así. Pasado un minuto, encendió un cigarrito, lo terminó en 10 minutos, tomó agua y siguió en su trabajo.

Creo que esta va a ser una larga semana…

lunes, 5 de marzo de 2007

Los foros cubanos

Hay muchos de estos foros y la relación que aqui traigo no es ni pretende ser exhaustiva, pero he estado observando a los que considero “los principales”. Y es que hay foros de varios tipos: minimalistas como Arrebatus o hipertemáticos como Conexión Cubana; algunos barrocos en su diseño, otros conservadores; algunos “con fines de lucro”, otros pro bono; algunos más “familiares”, otros solo para adultos…

En fin, que compilé algunos números, me dio por eso, y aquí están las estadísticas. Estarán desactualizadas en breve, pero la idea es mostrar las curiosas diferencias:

..................................Mensajes....................... Miembros .................Antigüedad
Cubaenlace .............145,135 ...........................432............................ 5 años
Arrebatus .................21,737........................... 625............................. 3 años
Basta de opresión.....13,752........................... 700................................ -
Café cubano.............. 3,350.............................261................................ -
Burrón azul............. 13,696 ............................122............................... 1 año
Conexión Cubana.... 31,496........................ 4,571............................... 6 años

Nota: Alguien me dice algo que puede afectar estos resultados: si algun foro borró mensajes antiguos, aqui por supuesto no aparecen... ¡Para que sigan confiando en las estadísticas!

Alucinando

Mi esposa es creativa en materia de colores de pintura para las paredes. La sala comedor de mi casa, por ejemplo, tiene un par de paredes verde manzana (muy verde la manzana…) y otra amarillo harina de maíz. Uno de los cuartos de la casa, continuando con ejemplos, tiene una pared cianótica y el resto color salmón (más o menos).

Y la más reciente creación es una pared de la escalera en color naranja quemado (de nuevo, más o menos). Y al fondo de la línea visual pusimos una reproducción de un cuadro de Juan Gris (cuya obra es por cierto fenomenal...) que creo se llama “Paisaje con casas en Ceret”.

El efecto que causa sobre los que nos visitan es: “Ujum”, “Ah…”, “´Ta bonito…” “Je, je…”, “Pasa un rato para acostumbrarse…”. En fin, como dice mi esposa, es sólo “un detalle decorativo para romper la monotonía”. Y ya lo creo que la rompe…

Sobre Juan Gris

Vaya, coge tu yuca…

Aquí en el desierto, en una ciudad provinciana (pueblo de lujo, como lo clasificó una amiga), no se consigue todo lo que se quiere, pero hay de todo, ¿me explico?

Es decir, no consigues arroz basmati, pero hay 15 tipos de arroces, incluyendo ese tailandés que tiene un dejo de jazmín. No consigues buenos embutidos pero la carne es de primera…no, espérate, ¡DE PRIMERA¡ Así está mejor.

Y el caso es que el fin de semana nos reunimos unos amigos, los de siempre, para cocinar algo en la casa. El menú, nada extraordinario: congrís con tocinito y mucho aceite de oliva, croquetas de bechamel, pollo y jamón serrano, ensalada y pudín de pasas. Cervecita y algún vinito. Y resulta que estábamos en el mercado haciendo las compras correspondientes cuando una amiga exclamó “¡Mira!”, señalando con dedo trémulo el fondo de un mostrador refrigerado. Y allí, entre manojos de epazote, troncos de poro y un par de cosas desconocidas, estaban 4 ó 5 yuquitas tristes.

Yucas en el desierto, muy extraño. “Oye, 3.50 dólar el kilo, si los guajiros cubanos ven esto…” y así, con todo el escepticismo del mundo, compramos unas cuantas.

Y resultó ser una yuca blanda, cremosa, casi transparente, exquisita... Sorpresas que te da la vida.

viernes, 2 de marzo de 2007

El perfume

Yo leí ese libro de Patrick Suskind hace bastante tiempo y lo que más me impresionó entonces (y me sigue impresionando) fue la idea de que alguien, un genio olfativo, viviera su vida a través de olores. Y que el perfume supremo fuera una mezcla de los olores esenciales de mujeres bellas. Ese es el mejor piropo que se le pudo ocurrir al autor del libro. Libro, por demás, muy bien escrito.

Y fui a ver la película y también me gustó. El espíritu del libro, el don genial del protagonista para los olores, su locura absoluta, eso está en la película.

Sin embargo, la promoción de la película, al menos aquí en México, ha sido pésima. En los carteles de cine la película se anuncia como la historia de un asesino… Y el libro o la película no son ni remotamente la historia de un asesino, sino de un genio enloquecido que mata para obtener lo único que le interesa: olores para crear el perfume perfecto.

En fin, la recomiendo.

jueves, 1 de marzo de 2007

La cuarta coincidencia

En algún momento comparaba a Fidel Castro y a Osama bin Laden y pensaba que su mesianismo y su odio por los Estados Unidos los equiparaba. Y ya, no pensé que tuvieran algo más en común. Pero ahora hay algo más en todo esto.

Los personeros de Fidel quieren convencer a todo el que los quiera escuchar que un anciano de 80 años, al cual probablemente le extirparon gran parte intestino grueso, que debe tener un hueco pestilente en un costado, que se alimenta con papillas estériles y al que apenas se le entiende lo que habla, está muy bien, que está ya casi restablecido y que pronto regresara a seguir jodiendo a los cubanos.

Por otro lado, a cada rato sale algún AlQaedano a proclamar que Osama no ha muerto, que permanece vivo en algún lugar de Afganistán o de quien sabe donde, fraguando nuevas venganzas y calamidades.

Y en ambos casos se mantiene un velo de secreto y ambigüedad sobre la simple verdad, lo cual sería el tercer aspecto que tienen en común.

En definitiva, lo más probable es que uno esté muriendo y el otro ya haya muerto. Y cuando al fin Fidel se muera, pues será la cuarta coincidencia. La mejor de todas.