Vaya, coge tu yuca…
Aquí en el desierto, en una ciudad provinciana (pueblo de lujo, como lo clasificó una amiga), no se consigue todo lo que se quiere, pero hay de todo, ¿me explico?
Es decir, no consigues arroz basmati, pero hay 15 tipos de arroces, incluyendo ese tailandés que tiene un dejo de jazmín. No consigues buenos embutidos pero la carne es de primera…no, espérate, ¡DE PRIMERA¡ Así está mejor.
Y el caso es que el fin de semana nos reunimos unos amigos, los de siempre, para cocinar algo en la casa. El menú, nada extraordinario: congrís con tocinito y mucho aceite de oliva, croquetas de bechamel, pollo y jamón serrano, ensalada y pudín de pasas. Cervecita y algún vinito. Y resulta que estábamos en el mercado haciendo las compras correspondientes cuando una amiga exclamó “¡Mira!”, señalando con dedo trémulo el fondo de un mostrador refrigerado. Y allí, entre manojos de epazote, troncos de poro y un par de cosas desconocidas, estaban 4 ó 5 yuquitas tristes.
Yucas en el desierto, muy extraño. “Oye, 3.50 dólar el kilo, si los guajiros cubanos ven esto…” y así, con todo el escepticismo del mundo, compramos unas cuantas.
Y resultó ser una yuca blanda, cremosa, casi transparente, exquisita... Sorpresas que te da la vida.
1 comentario:
Jajajaja, quien te diria mi hermano que pagarias tanto por una yuca he.... Lo que no sabes es que se hablando cuando al estar cocinandose y tratabamos por todos los medios de asustarla, usando al vecino veracruzano,jajaja...y en eso entro javier a la casa, y ya sabes, quien no se asusta cuando llega el tipo, jajajaja. Asi fue como logramos ese milagro.
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