Cubanistica y otras razones: septiembre 2008

miércoles, 3 de septiembre de 2008

De seudónimos, nombres, héroes y la bobería

Hay un grupo entre los blogueros y cibernautas cubanos que escribe, habla y firma con su verdadero nombre, y hasta pone fotos de sus caras para dejar clara constancia de su identidad. Con ello, dicen, legitiman lo que escriben, hablan y firman. Que no haya confusión.

No importa si lo que escriben, hablan y firman tiene sentido o si sólo es un insulso y rebuscado comentario. Lo importante es, dicen, quién lo suscribe. Somos valientes aquí, dicen. Convocan a la inmolación, como hiciera aquel personaje de “El hombre de Maisinicú”: ¡Pínchalo, cabrón, pínchalo!

Quieren ellos, ahora tan libres y tan cultos, ser, además, valientes. Parece como si de pronto se hubieran olvidado ellos que, valiente, es aquel que, teniendo algo que perder, lo arriesga.

Los que escribimos, hablamos y firmamos con seudónimo no presumimos de valentía. Sólo estamos por estos lares, al menos en mi caso, buscando algo de entretenimiento, dejando nuestra opinión, pero tratando de seguir normalmente nuestras vidas, lo cual incluye mantener lazos y posibilidades abiertas con nuestras familias en Cuba. Para mí, en lo personal, es totalmente más importante seguir visitando a mis padres y hermanos en Cuba que escribir, hablar y firmar con mi nombre real.

Yo trato de ser tolerante y entender las miserias ajenas. Entiendo la frustración de quién trata de crear y no lo logra, pero que tiene que firmar. Entiendo a los que les va la vida en firmar, porque quieren subsistir de su pluma, y la pluma necesita un nombre, un curriculum. También entiendo, a fuer de leer lo que hay en la red, que una firma no garantiza una buena idea. Por eso no entiendo el escándalo ante un seudónimo.

Hay quien piensa que firmar con un seudónimo no es serio. Si se va a pedir la libertad de Cuba, ¿bastará con un seudónimo?, pregunta Emilio Ichikawa en un artículo publicado originalmente en su blog. Si voy a afirmar que tal o mas cuál bloguero es un egocéntrico de escaso calibre, pero muchas ínfulas, ¿sería mejor ir adonde vive, decírselo en su cara, darnos dos trompadas y regresar a mi anonimato? No alcanzaría quizás ni el tiempo ni los recursos para tanto viaje.

Yo creo que lo serio de este asunto de exponer ideas radica en que dicha idea sea buena, rescatable, algo que no sea un ejercicio de “a ver si a mis colegas les gusta…”. Un recorrido por algunos sitios de la red, donde escriben, hablan y firman con su nombre real, da grima. Les urge un seudónimo, diría yo.

En fin, reducir la publicación de ideas y opiniones en Internet a un asunto de seriedad o relajo, nombres o seudónimos, es minimizar la esencia del asunto: Yo digo que, si algo es bueno, si algo es interesante, la firma es lo último que se lee. Y, aunque la coloquen al principio, no garantiza nada.

Lqqd