¡Vivan las instituciones! (por el momento…)
Pues, siguiendo (y ya para terminar) con la historia de las reparaciones a mi casa, puedo decir que estoy asombrado, anonadado e hipersatisfecho.
La constructora envió finalmente una brigadita que terminó las reparaciones con diligencia. Cementaron, sellaron, pintaron y, para colmo, pintaron hasta lo que no les correspondía, de tal manera que mi casa está recién pintada por arte de la amabilidad de esa empresa constructora. Carajo, no tengo palabras.
Pero, como si fuera poco, me están reparando todo el patio, poniendo adoquines y césped nuevos. Y todo gratis.
Vaya, que hasta un cuasianarquista como yo debe reconocer que las instituciones (a veces) funcionan. Sólo hay que tener un poco de (mucha...) suerte.
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