Filosofando con café con leche
Resulta que mi carro tiene un ligero retardo en el arranque. Es un carro nuevo, apenas 13,000 km recorridos, así que lo llevé a la agencia. Y allí simplemente “no le notaron la falla”, es decir, la declararon inexistente.
Seguí pues insistiendo y hoy vino a mi casa el gerente de servicios de la agencia, arrancó el carro y notó la falla, con lo cual esta volvió a la vida oficialmente.
Y entonces, mientras desayunaba, pensaba en las circunstancias de este asunto. Resulta que cuando hay un problema que no se entiende y cuyas causas no se logran diagnosticar, por ende no se puede resolver. Ante este dilema, al parecer, hay varias actitudes:
1. Los estúpidos declararán que el problema no existe.
2. La gente de raciocinio ajustarán las velas al viento y crearán una nueva teoría.
3. El resto se declarará perplejo y así nacera alguna religión.
En fin, parece que mi carro tendrá batería nueva o algo así…
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