Movilizando
Aquí en México el sentido de pertenencia a una comunidad y a sus mejores intereses aparece solamente en los estratos superiores de la clase media y, por supuesto, en la clase alta. En los estratos medio-inferiores de la clase media no está tan arraigado este sentimiento. Casi no existe. (Caramba, en Cuba era más sencilla esta cuestión de las clases sociales, sólo estábamos nosotros y ellos…)
Yo pertenezco, por el nivel de ingresos y el poder adquisitivo, en esos estratos medio-inferiores de la clase media. Y el asunto es que, además, yo vivo frente a un parque.
Mientras que en Cuba la hierba es una salación, aquí en el desierto es una bendición. Aquí en el desierto un parque, una mancha verde, un árbol, es algo digno de conservarse y cuidarse. Y cuando nos mudamos a esta casa, lo primero que observamos es que el parque andaba descuidado.
Se supone que el gobierno municipal se debe ocupar de los parques pero la realidad se queda en eso, en la suposición (no tengo momento fijo para regresar con el tema de los servidores públicos aquí en México, pues estoy en medio de un asunto que los involucra…). Y, como parte importante de la plusvalía de mi casa consiste en estar ubicada frente a un parque, inmediatamente nos dimos a la tarea de convocar a los vecinos en la cruzada por el mantenimiento del parque.
Y aquí, la experiencia de haber sido manipulados durante años por múltiples organizaciones de masa, y en masa, nos vino ad hoc.
No fue fácil, pues la desidia es parte de la indiosincracia local, pero logramos convocar a reunión de vecinos mediante panfleto, establecimos una colecta mensual para crear un fondo de mantenimiento, contratamos un jardinero y nuestro parque ahora está presentable. Tenemos ganado para la causa a aproximadamente el 75% de los vecinos.
Que no digan que el espíritu cederista no sirve para algo…
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