Cubanistica y otras razones: Cuba para los cubanos

viernes, 25 de abril de 2008

Cuba para los cubanos

Quizas haya mucha ingenuidad y utopía en lo que sigue, pero lo asumo.

Me pregunto muy frecuentemente quiénes serán los herederos del mercado y la producción en la Cuba que viene. Es lógico pensar que quienes hoy conocen, por ejemplo, la industria del níquel, el turismo, el petróleo, el cemento, el agro alimentario o del tabaco o la industria de los materiales de construcción, sean los interlocutores naturales en caso de una privatización y, por qué no, socios en la operación de esas oportunidades de negocio.

Por otra parte estos, y todos los demás sectores de la economía, van a requerir una inyección urgente y generosa de capital. Ese capital obviamente debe venir del extranjero y eso me lleva a otras conjeturas: ¿lo traerán cubanos o extranjeros? ¿Concederán los bancos créditos para negocios a cubanos? Las respuestas a esas preguntas dirán para quién será la riqueza cubana.

Actualmente empresas españolas, canadienses y de algunos otros países tienen participación en el pastel de la economía cubana. ¿Se debe eso a su particular habilidad? No. Se debe a que no enfrentan la competencia del que debe ser el inversionista natural de Cuba: USA. Pero además, no tienen competencia de cubanos, que son los que, en última instancia, mejor conocen el asunto cubano.

Aquí en México soy testigo de cómo la torpeza y el egoísmo hacen que este país, vecino de la economía más poderosa del planeta, siga anclado en el tercermundismo. Dos ejemplos basta para ilustrar el destino de México y los mexicanos: la industria maquiladora y las franquicias.

La industria maquiladora es la industria ensambladora. Buena parte del norte de México está llena de esa industria, la cual produce partes y piezas para los ramos automotrices, electrónicos y aeroespaciales, por sólo citar tres muy importantes. Pero esta industria pertenece a las corporaciones que las traen, que tienen su sede en alguna parte del primer mundo. Y allí se toman las decisiones, no en México. De esa suerte, las empresas maquiladoras deciden irse a China para reducir costos y cierran inmensas plantas en territorio mexicano, dejando sin trabajo a decenas de miles de personas y, por ende, recortando los ingresos de miles de familias y desestabilizando la economía regional.

Tampoco aportan nada al desarrollo de México estas industrias, que en realidad son una aspirina para el desempleo. La tecnología de fabricación de cartuchos de impresora o de motores Ford sigue siendo propiedad de las respectivas corporaciones y nada del método de desarrollo tecnológico, de los nuevos materiales, de la ingeniería de frontera, nada de eso se queda en México. Y todavía es más engañoso este efecto maquiladora en la economía, pues la estadística oficial incluye el valor de lo ensamblado dentro del valor de las exportaciones mexicanas. Un dulce autoengaño.

Por otro lado, con excepciones por supuesto, los capitales mexicanos están siendo invertidos en la franquicia, en lo que yo llamo el efecto Mac Donalds. Un mexicano adinerado prefiere traer una franquicia tipo MacDonald o Starbucks o Burguer King, en la cual invierte un millón de dólares, antes que invertirlos en crear industria nacional. Son mercaderes y no empresarios.

El resultado es un país con con una infraestructura de servicio globalizada, el 60% de la población por debajo del nivel de pobreza, casi nada de tecnología autóctona y, definitivamente, tercermundista.

Cuba debe aprender de este desastroso ejemplo. Hay una oportunidad única en la Cuba que viene: ahí está la gente, el talento, el mercado virgen; en Cuba está todo por hacer. Todo. Pero la economía cubana debe permanecer en manos cubanas, con capital cubano, con mayoría cubana. Se debe fomentar el desarrollo de la tecnología, la industria nacional, la creatividad individual y empresarial cubana y claro, aprovechar el capital extranjero, pero manteniendo el control. Y esto no es nacionalismo barato, ahí está el ejemplo mexicano, del cuál se puede aprender mucho. Y si no bastara con ese argumento, pues véase en el otro extremo a los canadienses: 25 millones de habitantes, un clima terrible y están entre los 7 más industrializados del planeta.

Cuba también es frontera de los Estados Unidos y esa es quizás la mayor oportunidad de negocio que habrá en la Cuba que viene.

Yo quiero ser parte de eso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me apunto contigo..A veces dejo la cabeza soñar con lo que uno quisiera y me sale esta misma idea. Yo tambien quisiera ser parte de eso, aunque suene a Utopia..
Saludos desde Texaas
Julio