Cubanistica y otras razones: Desencuentro cercano de cualquier tipo

martes, 20 de mayo de 2008

Desencuentro cercano de cualquier tipo

"Así que esta es la famosa computadora…”, murmura el hombre y mira con curiosidad el enigmático teclado. Se parece al de una máquina de escribir, pero tiene más teclas y cosas y resulta algo intimidante, piensa. Con cuidado extiende la mano derecha, calibrada a acariciar la cabeza de un bebé, desliza suavemente los dedos sobre las teclas y los deja vibrar libremente al ritmo de las hendiduras. Lleva la mano hasta al final del tablero y allí, pasada la frontera que guardan el menos, el más y el enter, con ánimo experimental, empuja el mouse con la yema del dedo índice. Una pequeña luz se enciende en un costado del aparatejo y el hombre retira la mano, por si acaso. “Que mierda…”, dice después de exhalar el aliento hasta ahora contenido.

Mira a su alrededor y observa a la gente que, absorta en lo que escribe y lee, no le presta atención a aquel encuentro crucial. El hombre mira de nuevo al aparato frente a sí y la pantalla tampoco le dice mucho, a pesar de la profusión de información que aparece y desaparece y que lo aturde con tantos colores, guiños y volteretas. Es una ventana detrás de la cual está el planeta, le dijo un vecino. Y el hombre quiere saber y se remueve en su incómodo asiento, tratando de relajarse al sentirse anónimo; se concentra y comienza a distinguir detalles: una estilizada banderita cubana, que remeda la forma de la isla, llama su atención; por allá un letrero que de pronto aparece con alguna información sobre Martí; por acá, red de ciencia cubana; las reflexiones del Comandante en Jefe; agencia de viajes; los cinco volverán; Cubacar; reserve en línea y ésta suerte de noticiero silencioso, aderezado con turismo, le sabe a lo mismo de siempre, a lo que abomina, a lo que se le atraviesa en la garganta, y no acaba de entender este aparato de mierda, no lo puede descifrar y desespera que del otro lado esté su hija, que le manda mensajes electrónicos que una vez por semana le trae el servicial vecino a la casa pero él no sabría por donde empezar para poder responderle y escribirle te quiero o como llegar a esos lugares donde uno escribe lo que quiera sin el temor a que vengan por ti en la madrugada, eso, que el sapiente vecino le dijo que allí podía escribir lo que quisiera, coño, pero es que estas cosas no son para uno que no tiene ni la oportunidad de aprender ni le sobra el dinero que acaba de pagar por estar media hora sentado aquí, buscando su oportunidad de gritar que no encuentra.

Y el hombre se levanta entonces, empujando la mesa, rechazando la silla, y toma aire, todo el aire del mundo, mientras su cara enrojece, sus ojos se dilatan, pecho hinchado, puños cerrados y el hombre, sin mirar a nadie, mirando a todos, grita al fin: ”¡Yo lo que me cago en la madre de Fidel y toda su estampa, coño…!”. Y se va sin volver a mirar a la gente ni a la mierda de computadora, que ya sabe no es para él.

Y la gente se mira asombrada, sonríe a medias, hasta algún gesto de incredulidad se escapa y, finalmente, todos deciden contarle la historia a alguien y escriben un correo electrónico con Asunto: “Viejo loco”.

1 comentario:

GaviotaZalas dijo...

SÍ, ES DIFICIL DE ENTENDER Y DE EXPLICAR EL ALCANCE DE ESTE TECLADO,,, BIEN DESCRITAS LAS INCERTIDUMBRES Q SE SIENTEN DE FRENTE A ESTE ALIEN EXRATERRESTRE PARA LOS CUBANOS -LA RED DE REDES- SALUDOS DESDE ITALIA estoy leyendo los post del EVENTO...