Himmler el envidioso
Heinrich Luitpold Himmler fue el creador de los campos de concentración nazis. Inclusive, con macabra eficiencia alemana, convirtió muchos de ellos en productivas empresas que apoyaban la industria bélica y de consumo. Sin embargo nunca tuvo la oportunidad de vanagloriarse de los resultados de su administración, de su efecto en la salud humana, en las consecuencias que tendrían las condiciones de vida de los prisioneros en su futuro a corto y mediano plazo.
Cuando se terminó la Segunda Guerra Mundial, los prisioneros sobrevivientes de los campos de concentración regresaron a sus lugares de origen y retomaron sus vidas. Y Himmler murió; apenas tuvo 7 u 8 años para su experimento. Además, ni la Escuela Johns Hopkins de Salud Pública de la Universidad estadounidense de Loyola ni la Universidad de Cienfuegos estuvieron en ese entonces para analizar el caso de los campos de concentración nazis. Tuvieron que pasar 65 años para que les interesara estudiar un nuevo pero también sórdido experimento a gran escala: el período especial de los años 90 en Cuba.
Estas instituciones tuvieron la rara oportunidad de estudiar a la población de todo un país, pudieron darle seguimiento con rigor científico, con estudios estadísticos, con datos sólidos y oficiales, a 11 millones de personas que sufrieron malnutrición durante años y que, a pesar de ello, tuvieron que aumentar su actividad física de forma brutal durante el llamado período especial cubano. En este caso, para delicia de los científicos, la gran mayoría de los 11 millones de especímenes aun están en Cuba, disponibles para ser estudiados y admirados.
Y concluyeron los insignes investigadores que el período especial fue beneficioso para la salud de los cubanos. La neuropatía, bueno, pues un efecto secundario de tanto beneficio. Y Fidel, fiel seguidor de la ciencia, debe estar pensando que eso de la vida sana, activa y la moderación en la alimentación es un logro más de la Revolución.
Pero es la siguiente frase la gran ausente en los informes de Himmler al Führer:
En la prueba "… grandes efectos sobre la diabetes, enfermedades cardiovasculares y la mortalidad de todo tipo fueron relacionadas con la sostenida pérdida de peso de la población como resultado de una mayor actividad física y una reducida ingestión de calorías…"
Y Himmler, muerto esta vez de envidia, diría: Carajo, se me pasó esa...
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