País absurdo
Me contaron un chiste de un comediante cubano, Mentepollo se llama. Este personaje narra que un turista extranjero (como si hubiera otros…) le pidió que le explicara la realidad cubana. Mentepollo invirtió dos horas en la descripción y, cuando terminó, el extranjero le dijo; “No entiendo”, y Mentepollo le respondió “Yo tampoco…”. Y eso resume, de forma brillantemente didáctica, el absurdo cubano.
Ante la reciente reducción de prohibiciones, que ahora permite a los cubanos de adentro comprar (si tienen el dinero, condición necesaria aunque no suficiente…) televisores, computadoras y ollas de presión, hay gente aquí en México que se asombra, pregunta, como es posible que no se pudieran comprar esas cosas; uno explica, ellos no entienden… y uno tampoco.
Hay que preguntarle a los buenos, a los verdaderos Mentepollos. Ellos seguro entienden…
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