Cubanistica y otras razones: Los puros de espíritu no comen pan

martes, 11 de diciembre de 2007

Los puros de espíritu no comen pan

Los cubanos somos gente orgullosa. No nos gusta sentirnos menos que nadie y ni siquiera los casi 50 años de trituración continua de nuestra dignidad han logrado disminuir nuestro orgullo. Eso es bueno.

Y quizás por ello a muchos les cuesta recordar que, inclusive siendo cubanos, seguimos siendo simplemente seres humanos en busca de supervivencia. Y en busca de esa supervivencia, de mejores condiciones de vida, en busca de un sueño, nos fuimos de Cuba.

En un sitio que me gusta visitar, Los Miquis de Miami, escribí que los cubanos (como la inmensa mayoría de los migrantes que provenimos del Tercer Mundo) somos emigrantes de estómago, haciendo cruda (lo reconozco) referencia a esa búsqueda de mejores oportunidades en la que estamos inmersos, oportunidades que en Cuba no existen.

Eso fue suficiente para que inmediatamente ese orgullo, que divorcia estómago y corazón (y que frecuentemente obvia al cerebro), saliera a la superficie. Que muchos se fueron en busca de libertad, no de comida, no de bienestar, leí como respuesta. Es decir, un hambre de libertad que hace olvidar el estómago vacío. Hay que darle un voto de confianza a esos libertarios ascéticos, pero sería interesante volver a preguntarles su opinión acerca del tema si estuvieran viviendo en un país tercermundista, metidos hasta el cuello en la miseria, pero con mucha libertad y democracia.


Yo por mi parte no dejo de recordar a Pepe Martí que, con su perspicacia de hombre excepcional, dejó escrito por ahí “Tengo el pan, hágase el verso”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al pan, pan y al vino, vino.
Si, pues si bien primero el pan lo mismo allá que aquí, porque sin condumio ni siquiera el circo se disfruta, después el vino que puede llegar a embriagar como embriaga la libertad. Y a veces al unísono. Y puede hasta que el vino antes que el pan. Precisamente, en estos días que Canadá se va pareciendo a Matamoros, no el de la loma sino el de la frontera mexicana. Bailarines de ballet, músicos, animadores “estrella,” gente en fin con el pan asegurado y horneado en divisas se “quedan” a reiniciar la busca del pan, incluso en áreas donde ya no el pan, sino la caña se han puesto a tres trozos. Es el caso de los artistas en Miami. O de los médicos y algunas otras profesiones, que en casi todos los países los gremios las convierten en cotos cerrados. Creo que cuando Carlos Otero, por ejemplo, destaca su preocupación por el futuro de los hijos no está inventando un pretexto. En realidad él y lo suyos no han carecido demasiado del pan, y ha podido gustar del whiskey y otros licores pero no quiere que sus hijos paguen el precio que él ha debido pagar: abstemio al vino de la libertad.

Anónimo dijo...

Así es, CO no ha disimulado la busqueda del bienestar (mayor, pues el hombre no vivía mal en Cuba, hasta Rolex se gasta...) con un cambio de casaca de ultima hora, me gusta su sinceridad.