El amor en tiempos de Congreso
En Perú han despenalizado las relaciones sexuales con menores de edad, en el entendido de que el menor de edad esté entre los 14 y los 18 años. Bueno, pues se tardaron los peruanos en percatarse de que alguien, no ya de 14 ó 15 años, sino de 18, es una persona en plenitud de facultades y deseos.
Al respecto, lo que sucede en mi terruño, creo que es capítulo aparte. Cada generación considera que los más jóvenes están mas desaforados y desbocados que ellos en su momento y así lleva este supuestro crescendo sucediéndose por generaciones y más generaciones.
El hecho es que los impulsos naturales de animales jóvenes, ya en edad reproductiva, son regidos por la bioquímica y son incontenibles. Ni iglesias, ni congresos ni tabúes. Ni siquiera se contienen en México, donde se sonrojan ante la palabra coger. Y eso que no conocen lo que es templar…
Un varón comienza a tener sueños eróticos y eyaculaciones espontáneas desde muy joven (11 ó 12 años quizas) y las niñas tienen su primera menstruación por la misma época. Esto pone entonces al Congreso Peruano ante el dilema de cómo detener la líbido de esos impetuosos y lujuriosos jóvenes hasta que cumplan los 14 años.
Por tanto queda, cuando menos, una duda: ¿hasta donde es válido regular la edad en las relaciones sexuales entre personas que están, al menos hormonalmente, listas? ¿No será mejor la educación sexual temprana y dejar que la lógica animal y humana haga el resto?
¿Por qué nos gusta tanto prohibir y regular?
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