Cubanistica y otras razones: abril 2008

viernes, 25 de abril de 2008

Cuba para los cubanos

Quizas haya mucha ingenuidad y utopía en lo que sigue, pero lo asumo.

Me pregunto muy frecuentemente quiénes serán los herederos del mercado y la producción en la Cuba que viene. Es lógico pensar que quienes hoy conocen, por ejemplo, la industria del níquel, el turismo, el petróleo, el cemento, el agro alimentario o del tabaco o la industria de los materiales de construcción, sean los interlocutores naturales en caso de una privatización y, por qué no, socios en la operación de esas oportunidades de negocio.

Por otra parte estos, y todos los demás sectores de la economía, van a requerir una inyección urgente y generosa de capital. Ese capital obviamente debe venir del extranjero y eso me lleva a otras conjeturas: ¿lo traerán cubanos o extranjeros? ¿Concederán los bancos créditos para negocios a cubanos? Las respuestas a esas preguntas dirán para quién será la riqueza cubana.

Actualmente empresas españolas, canadienses y de algunos otros países tienen participación en el pastel de la economía cubana. ¿Se debe eso a su particular habilidad? No. Se debe a que no enfrentan la competencia del que debe ser el inversionista natural de Cuba: USA. Pero además, no tienen competencia de cubanos, que son los que, en última instancia, mejor conocen el asunto cubano.

Aquí en México soy testigo de cómo la torpeza y el egoísmo hacen que este país, vecino de la economía más poderosa del planeta, siga anclado en el tercermundismo. Dos ejemplos basta para ilustrar el destino de México y los mexicanos: la industria maquiladora y las franquicias.

La industria maquiladora es la industria ensambladora. Buena parte del norte de México está llena de esa industria, la cual produce partes y piezas para los ramos automotrices, electrónicos y aeroespaciales, por sólo citar tres muy importantes. Pero esta industria pertenece a las corporaciones que las traen, que tienen su sede en alguna parte del primer mundo. Y allí se toman las decisiones, no en México. De esa suerte, las empresas maquiladoras deciden irse a China para reducir costos y cierran inmensas plantas en territorio mexicano, dejando sin trabajo a decenas de miles de personas y, por ende, recortando los ingresos de miles de familias y desestabilizando la economía regional.

Tampoco aportan nada al desarrollo de México estas industrias, que en realidad son una aspirina para el desempleo. La tecnología de fabricación de cartuchos de impresora o de motores Ford sigue siendo propiedad de las respectivas corporaciones y nada del método de desarrollo tecnológico, de los nuevos materiales, de la ingeniería de frontera, nada de eso se queda en México. Y todavía es más engañoso este efecto maquiladora en la economía, pues la estadística oficial incluye el valor de lo ensamblado dentro del valor de las exportaciones mexicanas. Un dulce autoengaño.

Por otro lado, con excepciones por supuesto, los capitales mexicanos están siendo invertidos en la franquicia, en lo que yo llamo el efecto Mac Donalds. Un mexicano adinerado prefiere traer una franquicia tipo MacDonald o Starbucks o Burguer King, en la cual invierte un millón de dólares, antes que invertirlos en crear industria nacional. Son mercaderes y no empresarios.

El resultado es un país con con una infraestructura de servicio globalizada, el 60% de la población por debajo del nivel de pobreza, casi nada de tecnología autóctona y, definitivamente, tercermundista.

Cuba debe aprender de este desastroso ejemplo. Hay una oportunidad única en la Cuba que viene: ahí está la gente, el talento, el mercado virgen; en Cuba está todo por hacer. Todo. Pero la economía cubana debe permanecer en manos cubanas, con capital cubano, con mayoría cubana. Se debe fomentar el desarrollo de la tecnología, la industria nacional, la creatividad individual y empresarial cubana y claro, aprovechar el capital extranjero, pero manteniendo el control. Y esto no es nacionalismo barato, ahí está el ejemplo mexicano, del cuál se puede aprender mucho. Y si no bastara con ese argumento, pues véase en el otro extremo a los canadienses: 25 millones de habitantes, un clima terrible y están entre los 7 más industrializados del planeta.

Cuba también es frontera de los Estados Unidos y esa es quizás la mayor oportunidad de negocio que habrá en la Cuba que viene.

Yo quiero ser parte de eso.

jueves, 24 de abril de 2008

Soy intolerante, luego soy cubano

Los cubanos, entre otras cosas, somos esencialmente intolerantes.

La mariconería, la comida sin grasa, el frío, lo no cubano, los comunistas, los gusanos, los emigrados económicos, los tarros, los negros, los blancos, los indios, los turistas con peste a grajo, las cosas sosas, lo que dicen los yanquis, lo que dicen los fidelistas, las cosas hervidas, las opiniones ajenas, las opiniones diferentes, las opiniones en general, los que no toman malta, el café americano, el maíz blanco, porque bogas, porque no bogas... Siempre hay alguien dispuesto a rechazar alguna de estas cosas y a otras muchas que ahora obvio. Así está el asunto.

De acuerdo a esa filosofía, el discurso fidelista siempre ha sido radical e intolerante, sobre todo si se trata de algo relacionado con los estadounidenses. El discurso miamense siempre ha sido radical e intolerante, sobre todo si se trata de Cuba. Y da pena ver como ni siquiera el contacto con el mundo exterior, con otras culturas, inclusive con el pensamiento democrático y de libre expresión, logra cambiar esa postura nacional.

Antes todos criticaban que los cubanos no pudieran comprar celulares. Ahora hay quien critica que los cubanos compren celulares, “porque lo hacen con el dinero de la familia en el exilio”. Hay quienes criticaban la falta de libertad para viajar de los cubanos; ahora criticaran que puedan viajar libremente “porque lo hacen con el dinero de la familia en el exilio”. Si al fin se pudiera en Cuba comprar y vender libremente casas y carros, no va a faltar el que critique la nueva libertad porque… “lo hacen con el dinero de la familia en el exilio”.

Y es que según estos paladines del radicalismo obtuso (por cierto, todos viven cómodamente… en el exilio) los cubanos de adentro deberían luchar para derrocar al régimen y etc. No deben emigrar ni huir. Y por supuesto, no deben gastar el dinero de la familia en el exilio.


Talmente parecen una asociación de protección al ahorro de las familias en el exilio.

En fin, como alguien dijo, el sentido común no es tan común. Ni la tolerancia. Y que no haya muchos de esos nuestros intolerantes, espero yo, para mejor suerte de la nación cautiva y de la Cuba que viene.

jueves, 17 de abril de 2008

El suicida

Hace rato que no pongo un cuentecito. Ésta es una historia optimista que me gusta.

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El Suicida

Tres días antes de suicidarse a Jesús se le ponchó la bicicleta. “Cojones…”, y fue para lo único que le alcanzó la ultima brizna del aliento que había ido dejando en cada metro a lo largo de la cuesta que acababa de vencer.

Jesús es un tipo sano. Mide un metro ochenta y pesa cincuenta y nueve kilogramos. Está algo flaco, es cierto, pero es pura fibra: no hay una gota de grasa sobrante en su cuerpo, tiene la cantidad exacta y recomendada de colesterol, triglicéridos y fosfolípidos, con parámetros que dejarían satisfecho al más exigente de los médicos de ricos. Todas sus células están trabajando en armonía y su corazón en reposo no rebasa las 70 pulsaciones por minuto. Puede cubrir en bicicleta en apenas 25 minutos la distancia entre San Agustín y Santos Suárez, y eso teniendo en cuenta que en la parrilla lleva a su mujer, que sólo padece de migrañas y que es candidata a padecer presión alta, diabetes y varias cardiopatías, pero eso hasta dentro de veinte años, y que mide un metro con sesenta y nueve centímetros y pesa sesenta y cinco kilogramos, de los cuales un observador diría que unos veinte deben estar ubicados en las abundantes nalgas, lo que indicaría que el treinta por ciento de su masa corporal la tiene en el culo, proporción sólo superada por camarones y langostas, lo cual confirmaría la bonanza del Caribe para alcanzar este tipo de resultados.

Y así Jesús traza mentalmente un plan de contingencia que incluye qué hacer con la bicicleta ponchada, qué hacer con su mujer, qué hacer para que deje de hablar todo el tiempo, sin parar, que hacer para que deje de elaborar escenarios cada vez más sombríos, que si puede llover, que no hemos comido, que la niña la está cuidando mamá, pero tú sabes que ella se cansa, que donde coño podré tomar agua y el sudor le empapa generosamente la cara y el pecho y hasta los vellos de los brazos, tostados por el sol, se ven húmedos y al fin echan a caminar y se consuela pensando en que las cosas siempre pueden empeorar, la bicicleta pudo poncharse antes de subir la loma pero entonces no habría tenido que pedalear con la mujer sentada en la parrilla pero hubiera tenido que subir a pie y la charla que antes no escuchaba por tener el viento en los oídos hubiera sido mas larga y así es, las cosas siempre pueden empeorar y en un rato ya el sudor sólo es una película blanquecina de sales que le cubre las sienes y que se frota con el envés de la mano, mirando con curiosidad renovada las diminutas y brillantes partículas que ahora han quedado adheridas a los vellos de las manos: nadie que sude tanta sal puede ser tan salao, ya no le debe quedar nada de sal en las entrañas, a no ser que sea uno un tipo hecho de sal con una brizna de hueso y carne y de veras que a veces lo parece. Depende de como se vea.

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Dos días entes de suicidarse Jesús, llegó de México un tío político de su mujer. Era un mexicano enorme, de un metro ochenta y seis u ochenta y ocho y con una masa corporal que Jesús ya no calcula pero coño, este tipo no creció comiendo maíz y frijol, con ese corto cuello de toro, del mismo ancho de la cabeza y la cabeza flanqueada por unas orejas diminutas y pegadas al cráneo, los ojillos de cerdo cebado, demasiado cercanos uno al otro y el pelo cortado a lo militar, bien corto, erizado y brillante por el sudor, un triple pliegue de grasa en la nuca y una barbilla diminuta, todo ello atornillado a un torso que parece un tinaco de agua de quinientos litros y que suda como una esponja sin exprimir, resoplando en lugar de respirar y tronando con una voz que no puede ser menos que de aquel azteca o zapoteca o masagua o lo que sea pero tan descomunal es que parece llenar la sala cuando se detiene un momento antes de sentarse a la mesa con crujido de silla y rechinar de la mesa atropellada, pide un ventilador a gritos y señala, con la mano en la que sostiene un ajado y empapado pañuelo, a un hombre gris que se ha hecho perceptible al sentarse el tío de la mujer de Jesús y que mide un metro sesenta quizás y que debe pesar unos setenta kilogramos y al que le cuelga de un hombro una cámara fotográfica que se ve complicadísima y al que el tío de la mujer de Jesús identifica como su cuate y al que conmina a sentarse, chingada madre, y que no se quede mirando embobecido a mi sobrina, que es la mujer de Jesús, chingados, y el puño enfático cimbra la mesa, está bien que no hayas visto mujeres guapas en toda tu pinche vida por haber vivido en el pinche DF, puta madre, pero esto es familia, así que qué no esté de pinche mirón y el cuate sonríe sin sonreír y al fin se sienta a la mesa también y coloca sobre la mesa un frasco de vitaminas tamaño familiar cuya etiqueta esta oscurecida por el sudor y la mugre que le ha dejado el roce de las manos y que Jesús observa con curiosidad mientras a su vez coloca sobre la mesa la inevitable botella de ron y unos vasos y entonces el cuate gris toma uno de los vasos, le quita la tapa al pomo de vitaminas y se escancia un licor ámbar que resulta ser güisqui, de su reserva personal que el mezquino cuate gris administra con tal cicatería que le ha impedido traer la botella entera y Jesús y su mujer y su suegra y un cuñado que se apareció con su mujer a su vez, todos escuchan la explicación que el tío de la mujer de Jesús brinda acerca del motivo de que a esta mesa de familia humilde donde se agasaja a los convidados con ron, limones y tres kilogramos de carne de puerco que ya se fríe entre silbidos y crujidos, se siente el cuate gris que se trae unos doscientos cincuenta mililitros de güisqui para su consumo personal. Que vida de mierda, pensó Jesús al verlos marchar, ebrios y ahítos, ya bien entrada la madrugada.

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Un día antes de suicidarse Jesús, su mujer abrió la enorme bolsa multicolor que su tío había traído con regalos para la familia y comenzó a vaciarla, sacando seis camisas, cuatro pulóveres, tres conjuntos de vestir para mujer, dos pares de zapatos de hombre, tres pares de zapatos de mujer, una muñeca Barbie, tres linternas, una de ellas sin foco, dos frascos mediados de perfume, algunos cosméticos, unos analgésicos, un frasco de champú, dos relojes de imitación para mujer, diez maquinillas Gillette, azules y desechables, dos paquetes de goma de mascar Clorets, un paquete de cincuenta gramos de café orgánico, tres cintas de video VHS, un paquete de cuatro pilas alcalinas doble A en el que sólo venían tres, una cinta para el pelo, seis plumas de tinta negra, cinco plumas de tinta azul, dos gorras, una con anuncios de una compañía de seguros y otra anunciando a un equipo de béisbol de Grandes Ligas, cuatro cepillos dentales nuevos, uno usado y una dentadura postiza en la que faltaban un par de dientes. La mujer estuvo unas horas probándose los conjuntos y combinaciones posibles, intentando calzarse unos zapatos del cuatro y medio en sus pies de veintiséis centímetros y terminando por imaginar como luciría si le sirvieran, estrujando la lista de conocidos a ver a quién se le podían vender. Para la noche de ese día lo más significativo que sucedió fue que todas las cosas que estaban en el maletín fueron repartidas, a pesar de ser en su mayoría usadas y de medidas desiguales y por tanto despersonalizadas y que el cuate gris pasó a recoger la cámara fotográfica y el pomo de vitaminas que había olvidado el día anterior. A Jesús le tocó un cepillo dental nuevo.

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El día del suicidio de Jesús amaneció plomizo y lloviendo, gris, como debe ser un día para suicidarse. Jesús, mientras escuchaba el tamborileo de las gotas en la tapa metálica de los tanques de agua, recordó que en alguna parte había leído que la mayoría de los suicidios ocurren en la madrugada por algo relacionado a la conjunción de los estados físicos y mentales que a esa hora ocurre. ¿O había sido acerca de que los enfermos terminales mueren a esa hora? Ya no recordaba a ciencia cierta pero lo que sí recordaba es que su mejor amigo de la Universidad se ahorcó a los dos años de graduado, en un tórrido mediodía de julio sin que hasta ahora se supiera por qué razón, y que una novia de algún momento también había intentado suicidarse, comenzando a las siete de la noche y reportando por teléfono, en vivo, el progreso del suicidio, sin decir en que lugar estaba y provocándole una de las peores noches de su vida pues la muerte de la muchacha le hubiera sido insoportable. Cuando la encontraron, inconciente pero viva, a Jesús le regresó el alma al cuerpo. Pero por ese entonces, quién le iba a decir a Jesús que este día gris era la última oportunidad para esa su alma. Por cierto, siguió pensando Jesús, nadie ha visto el alma pero es necesario que ésta exista porque, si no existiera, ¿qué comparecería a rendir cuenta por lo hecho en la vida? Es decir, el alma debe ser la esencia del ser humano aquí y su representante allá. Qué interesante, y la lluvia arreció. Pero, ¿qué le reprocharán a mi alma? y ahora Jesús frunce el entrecejo en el recuento. Es cierto que no he amado a ningún Dios pero, si hay alguno, tengo entendido que es de misericordia así que eso no es preocupante. ¿Y qué tal eso del nombre de dios en vano o en serio…? Si hay un Dios, seguro debe estar por encima de esas mierdas. Es cierto que no le dedico un día, es más, no le dedico nada de tiempo, pero no veo porqué debe ser así siquiera: si hay un dios, es para todos los días, para todo el tiempo, así que, ¿qué coño va a hacer entonces dios con un día de mí tiempo? ¿Y qué decir del viejo y la vieja, si son mi principio y mi fin? Y aunque haya dicho alguna mentirilla por ahí, nunca robé, nunca asesiné, nunca he idolatrado, ni a vivos ni a imágenes, nunca he lucrado con la tristeza ajena; de las mujeres, libres o del prójimo, que he deseado y tenido, no me arrepiento, pero eso será un pecado menor, supongo, unos milenios en el purgatorio y me voy. Pero al pensar en mi alma, me pregunto, ¿qué podrá contar cuando la convoquen a declarar? Mucho trabajo, honradez, casi cuatro décadas de vida y no logro traer pan ni para mí ni para mi familia y eso que soy de las personas más inteligentes que hay, según mi madre. Más aun, ¿ante quién comparecerá mi alma, a quién le rendirá cuentas? Sería terrible llegar a ese inmenso lugar atestado de almas impacientes y no encontrar a nadie que te esté esperando, que te escuche, bien porque Aquel anda ocupado en otras cosas o porque simplemente no está. Terrible. No hay Nadie. No habrá Nadie. ¿O será que de veras está ocupado creando o destruyendo mundos? Debe ser, así debe ser, los crea y después los deja solos a ver que sucede, se asoma una vez cada Era y se va. Como la imagen de la eternidad: una mariposa viene cada un millón de años y besa una esfera de hierro del tamaño de nuestro planeta; pues primero se gastará la esfera por efecto del beso antes que finalice la eternidad. Inmenso asunto. Mientras, en algunos mundos surge el hombre o algo equivalente y crea leyes, instituciones, religiones, guerras, asesinos, pederastas, y todo en nombre de ese que una vez estuvo y ya no vino más y que no tiene tiempo para escuchar a mi alma atribulada que, mira, ni cojones, yo no me mato ni me muero ni nada parecido, si este asunto es mío, yo lo resuelvo, al cabo está interesante, que se muera otro. Y paró de llover y Jesús se levantó de la cama, en el medio de un mediodía más gris, más húmedo y más tórrido y se echó a reír.

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Un día después de no suicidarse Jesús, amaneció soleado.

miércoles, 16 de abril de 2008

Blogs, links, widgets y el copón bendito

Esto de los blogs es un vacilón. Ya se está pareciendo al asunto de ver una película en casa.

Antes tenías un reproductor de video (o reproductora, para los que estén por la equidad de género). Tenías un cassete con la película, lo metías en el aparato, ponías la TV en el canal 3 ó 4 y dale, ya está.

Ahora tienes un reproductor (no he escuchado en este caso reproductora…) de discos DVD. Para empezar, los aparatos están codificados para reproducir discos sólo de determinada parte del mundo. Si no coinciden la codificación del disco y el reproductor, te jodiste. Pero ya existen tanto discos como reproductores de discos que son multiregión así que, superada esta dificultad, pasamos al siguiente punto.

Resulta que no basta con ver el DVD, hay que escucharlo. Entonces te fijas en el disquito y dice que tiene sonido 5.1. Ya tú sabes. Te pones a averiguar y resulta que es un formato de sonido, envolvente le llaman, que requiere 6 bocinas para desplegarse en toda su magnificencia. Y las bocinas requieren de una cosa llamada receiver, que antes conocíamos por amplificador, pero ya no es así simplemente; ahora es receiver, que es un aristocrático administrador del audio/video al que se conectan, entre otros, TV, DVD y bocinas y entonces la sala de tu casa se quiere caer con el sonidazo que se escucha. Pero….

Para lograr todo eso el canal central tiene que ser de tres vías, poderoso, y el subwoffer debe ser grande, dominante, y los dos canales traseros pueden ser aumentados a 3 canales y ya tienes un 6.1 ó a 4 canales y ya está el 7.1, pero ahora necesitas un receiver que soporte ese formato y… en fin, terminas invirtiendo entre 1,000 y 1,500 dólares para ver una puñetera película.

Con los blogs me está pasando algo parecido. Uno empieza sólo porque quiere escribir algo sobre lo cotidiano. Pero, de pronto, se le pueden poner imágenes, uhmmm… y enlaces a otros lugares o fuentes de noticias. O música y videos. Y termina uno diseñando una publicación.

Ahora son los widgets. Puedes poner cosas para pila de cosas en el blog. Que si quieres que se suscriban al blog, si quieres saber cuantos entran, de donde llegan, que leen, cuanto tiempo están en tu blog… en fin, todos los días hay algo nuevo. Y uno no se resiste a hacerle pequeñas mejoras al blog, que lo van convirtiendo, de un simple oyente casual para la descarga, en una página llena de cosas, cosas que te llevan a otros lugares de la güeb, cosas que son listas que se despliegan, cosas que son figuritas, iconos, contadores y el carajo y la vela. En este caso, por suerte, es gratis.

En fin, yo sigo perdiendo tiempo y le sigo metiendo cositas al blog, a ver quién se aburre primero..

El moribundo, el cínico y el estúpido

Fidel Castro logra ser las tres cosas. A la vez. Y ninguna estorba a la otra.

Acaba de publicar este señor un par de párrafos tonantes, donde se aprecia en toda su extensión la obsoleta y estúpida manera en que ha tratado los asuntos cubanos en los últimos casi 50 años. Como siempre ha hecho, mezcla, distorsiona y manipula de forma cínica temas y conceptos para terminar, como siempre, diciendo que el origen de los males cubanos está fuera de Cuba.

Dice el anciano:

“No se puede acusar al período especial del sistema que el imperialismo ha impuesto al mundo; no inventó el cambio climático, la civilización que depende del consumo de los hidrocarburos, el transporte de cada miembro de la familia en automóviles que viajan casi vacíos, ni la nefasta idea de convertir los alimentos en combustible; no inventó las guerras mundiales por el reparto del planeta, las bases militares, las armas nucleares y radioelectrónicas, los satélites espaciales que todo lo espían y dirigen al blanco rayos letales, los cohetes teledirigidos, los submarinos que disparan desde mil metros de profundidad, la ciencia y la tecnología al servicio de la muerte y la destrucción.

Tampoco inventó la geografía política y las tierras de que dispone cada nación, que fueron fruto de otros factores históricos.”

Se equivoca o se hace el tonto o nos quiere hacer tontos respecto en los orígenes del Periodo especial: el llamado Periodo especial fue la consecuencia de la desastrosa economía cubana, destruida por caprichos e ineficiencia, y no de que los soviéticos hayan decidido hacer borrón y cuenta nueva. Antes del Periodo Especial ya habían pasado 31 años de Revolución, de inmovilismo, de caos económico y politización absoluta de la vida cubana.

Y al Periodo Especial se le debe la masiva desnutrición de la población cubana en los 90, la epidemia de neuropatía periférica, el deterioro social y económico del país, la proliferación de vicios y males sociales, la decepción generalizada en las más recientes generaciones, que crecieron en un ambiente de carestía y desesperanza feroz. Se le deben los balseros, el Maleconazo, el hundimiento de los remolcadores, la huida masiva de muchos buenos cubanos, el renacer de la prostitución, el desplome de la calidad en los cacareados sistemas de salud y educación, el cual dura hasta el presente, agravado por el drenaje hacia Venezuela de los mejores profesionales de esos sectores.

Como puede ver cualquiera, no hay que irse a buscar supuestos males globales y sus supuestos responsables: ni guerras nucleares ni autos familiares ni satélites ni bases militares tienen la responsabilidad de lo que sucedió y sucede en Cuba. Hay un responsable principal para ello y es Fidel Castro, el cual por suerte ya sólo puede escribir sandeces y, por fin, ya se está muriendo.

lunes, 14 de abril de 2008

Zoé Valdés: La Cuba futura

Reproduzco una intervención de la escritora cubana Zoé Valdés en Tribuna Barcelona, un evento celebrado, supongo, en Barcelona.


Es una intervención bien pensada, sencilla y directa en su lenguaje, pero apasionada; vale la pena leerse. Se puede coincidir o no totalmente con lo que dice (yo, por ejemplo, tengo respuestas diferentes para sus preguntas de apertura), pero dice, en esencia, lo que muchos pensamos.

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La Cuba futura: una propuesta o un interrogante


Por Zoé Valdés

La autorización de venta de ollas de presión, de teléfonos móviles, de ciclomotores, la permisión a los cubanos para alquilar en los hoteles a tarifas máximas, y otras tantas promesas de esa índole, que provocan risa, no ya a cualquier defensor de los derechos humanos, a cualquier ciudadano normal de este mundo, ¿podríamos considerarlo como la antesala de un futuro mejor en Cuba? Absolutamente no.
Que Raúl Castro, de quien todos conocemos su curriculum vitae, haya sustituido a Fidel Castro, su hermano, en una sucesión dinástica comunista, ¿tendríamos que asumirlo los cubanos amantes de la libertad y del progreso, como cambios sustanciales de una férrea dictadura a una democracia? Desde luego que no.
En reiteradas ocasiones he leído artículos jubilosos que hablan de cambios. ¿Qué cambios podría hacer Raúl Castro? ¿Qué cambios habrían podido haber hecho en sus respectivos países depredadores de las libertades como un Jorge Rafael Videla en Argentina, o un Gustavo Leigh Guzmán, segundo comandante en la junta militar pinochetista? Entonces, ¿por qué los cubanos deberíamos hacernos ilusiones con Raúl Castro, uno de los militares más represores de la historia de Cuba, el segundo bajo la dictadura castrista y designado por el propio dictador para darle continuidad ideológica, política y militar a ese engendro?
¿Por qué el pueblo cubano no se lanza a la calle a protestar entonces? —preguntan muchos. Por miedo, por oportunismo, por todas las medidas represivas que durante cuarenta y nueve años han deformado la personalidad y la psicología del cubano. No está de más recordar, de todas formas, los siete años de guerrilla anti-castrista, la explosión popular del 5 de agosto de 1994 y las Damas de Blanco.
A la Cuba futura se le abren dos caminos delante de ella. El camino de la interrogante, que es el que está viviendo actualmente, ¿qué sucederá con Raúl Castro? ¿Qué ocurrirá cuando se haya anunciado la muerte de Fidel Castro y su presencia no sea más la condición primera del terror? No me aventuro a adelantar buenos augurios. Incluso creo que las medidas que mencioné al inicio no podrían haberse hecho efectivas con Castro en vida, o en su sano juicio. O sea, una de dos: o está muerto, o ha perdido la razón, o está en coma. Pero Castro I no habría permitido nunca que Castro II hiciera tan evidente que al pueblo cubano se le prohibía cocinar en ollas arroceras, poseer teléfonos móviles, moverse en ciclomotores, alquilar en hoteles nacionales, adquirir pantallas de computadoras, y todo eso únicamente por culpa suya. Castro I no habría permitido que Castro II se arrogara la imagen positiva de una cierta apertura, mínimamente a la china.La segunda alternativa o camino para una Cuba futura es la de la propuesta. Esa propuesta está dentro de la isla misma, y fuera de ella, en un exilio competente económica e intelectualmente. Dentro de la isla están las organizaciones disidentes, con sus proyectos, escritos o por escribir; y también un cierto grupo hoy en un segundo plano del poder político, que se conserva discreto para el cambio, sin venderse demasiado como se han delatado los llamados “talibanes” castristas, auténticos rabiosos, sedientos del poder, como son Felipe Pérez Roque, Hassan Pérez, entre otros de la misma estirpe. Dentro de Cuba también existe un número anónimo de intelectuales que mucho podrían aportar a la reconstrucción; hablo desde luego de intelectuales serios que no han pactado un carro, una casa, un viaje, una estancia en el extranjero, una publicación, que un día podrán expresarse en entera libertad.
El problema es que Cuba no es comparable con nada. En todos estos años Cuba alcanzó a crear su propio modelo, que ha sido el del poder piramidal calcado del desaparecido modelo soviético, en función de un solo hombre en el poder, con sus variantes. Durante todos estos años los Castros se dieron a la tarea de preparar minuciosamente el fin de Castro I y la continuidad, y para ello observaron no sólo los modelos comunistas, el chino, por ejemplo, del vietnamita no tomaron nada. Hugo Chávez les facilitó el trecho hacia otra vía de sustentación, y también recurvaron a viejas tendencias admirativas del fascismo (como fue el caso de la fascinación juvenil de Fidel Castro por Adolfo Hitler), las que afloraron enérgica y desvergonzadamente en la primavera del 2003, la Primavera Negra, y el fusilamiento de tres jóvenes ese mismo año. En la Primavera negra fueron encarcelados 75 opositores pacíficos, entre ellos periodistas, poetas, bibliotecarios independientes, se les celebraron juicios sumarísimos, se les condenó a entre 6 y 28 años de cárceles, acusados de recibir instrucciones y de ser “agentes de una potencia extranjera”. Cincuenta y nueve de ellos quedan aún entre las rejas, el resto fue liberado bajo licencias extrapenales por causa de enfermedad; el total de presos políticos es de doscientos cuarenta y dos. Los Castro pretenden, como siempre hicieron en el pasado, canjear presos por medidas a su favor de parte de los gobiernos democráticos europeos.
Fidel Castro no deja más que un legado plagado de errores concretos en política nacional, en lo social, y en economía interna, pero ha sido el más grande especialista de marketing de la historia de la humanidad, creó un producto desbordante de ilusiones: la revolución castrista, la guerra de guerrillas, la rebeldía guevarista, la vendió al mundo, y el mundo se la compró. Lleva razón Carlos Alberto Montaner cuando afirma que el legado de Castro I, aún siendo descabellado, se ha instaurado en los últimos años en América Latina. Su viejo sueño de conquistar países –latinoamericanos– con la ideología –castro-comunista– ha triunfado, no podríamos asegurar su perdurabilidad, pero ahí están Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador, todos llegados al poder gracias al populismo y a su admiración devota hacia Castro. Aquí podríamos incluir a los esposos Kirchner en Argentina, a Lula en Brasil, a Bachelet en Chile. Pero es cierto que ni Ignacio Lula Da Silva, y mucho menos Michelle Bachelet, le han seguido la cuerda a los hermanos Castro a pie juntillas, han sabido conservar su independencia como presidentes elegidos democráticamente.
Aparte del espantoso e inseguro legado que acabo de citar, ¿qué otra cosa valiosa deja Fidel Castro? Nada, cero, señores y señoras. No salvo absolutamente nada de la mal llamada revolución cubana. Y la primera razón es que la idea de la revolución cubana se instauró encima de una mentira, de una tergiversación total de nuestra historia real. Ni éramos el país más pobre, ni el más corrupto, ni el menos democrático, ni vivíamos en el más horroroso sistema social de América Latina en el año 1959. Para probarlo acabo de escribir un libro titulado La ficción Fidel, editado por Planeta, que saldrá el próximo 15 de abril. Pero antes que yo, otros lo han manifestado de diferentes maneras, lo han incluso subrayado. ¿Se les ha escuchado, se les hizo caso? No, se les ha acusado de traidores, de insensatos, algunos compatriotas murieron en el exilio intentando aclarar el verdadero pasado de Cuba antes de Castro. Eso es imperdonable.
Pero volvamos a la actualidad cubana. Es cierto que ya nadie cree en nadie en la cúpula dirigente, ni siquiera en ese colectivismo de a porfía. El país completamente arruinado, las familias desunidas, un exilio que constituye el veinte por ciento de la población, las desigualdades, el racismo, el machismo, el igualitarismo, la desconfianza han paralizado la fuerza natural emprendedora del cubano, la espontaneidad, la visión de que la vida es ahora o nunca. Y ya es muy tarde para parar o retirar la cuenta de tantos errores. La cuenta la están pagando ya muchos, en el mismo círculo del poder. Y ellos saben, muy dentro de ellos mismos, que la única posibilidad es un cambio limpio, transparente, una profunda reforma económica, sí, pero que respete primero que nada y que a nadie los derechos humanos del ciudadano cubano.
La gente que tiene el poder sabe más que intuye, e incluyo a Raúl Castro, que sin un diálogo hondo con Estados Unidos y con Europa, no habrá verdadera claridad para una Cuba futura. Lo que para los exiliados y los disidentes constituye desde hace mucho una propuesta, para Raúl Castro y su gobierno, sin embargo, resulta una interrogante, aun conociendo que ésa es la primera solución a adoptar, ¿se atreverán a asumirla? Lo dudo. Dudo de ese diálogo a calzón quitado con los norteamericanos, y también con los europeos.
Para que este diálogo con Estados Unidos y con Europa se cumpla de forma cabal y con un sentido veraz no se pueden poner por delante solamente soluciones económicas, a la par de estas soluciones tendrían que ir, quizás primero, la liberación total de los presos políticos, la aceptación y respeto de los derechos humanos. Y habrá que ir más lejos, a mi entender, luego de consumados estos hechos, Raúl Castro deberá ceder el poder, y aceptar el pluripartidismo, aceptar, en fin, la democracia. El ejemplo de antiguos países del Este les asegura que nada tendrían que temer, inclusive podrían regresar al poder político con un partido, el mismo al que han servido hasta el momento, o con otros, revitalizados. Pero no creo, sinceramente, que Castro esté preparado para ese tipo de porvenir. En primer lugar porque su propio modelo negó y niega este orden de posibilidades.
La segunda interrogante que pudiera derivarse de la primera (la vía castrista) y de la propuesta (la vía disidente y del exilio) es, supongamos que Raúl Castro desaparezca inmediatamente después de su hermano, o en un plazo corto de tiempo. ¿Estaríamos capacitados para irrumpir en el mundo sin la ideología única que conocemos, con discursos demagógicos, con politiquería barata? ¿Estaremos capacitados para organizarnos, garantizar la democracia plural, avanzar hacia modelos de mercados donde se respeten los derechos humanos y que no esclavicen aún más a la población? ¿Quedan deseos de diversidad de ideas, prácticas del pensamiento, autenticidad de palabra todavía en la población cubana que puedan ser puestos de inmediato y rigurosamente al servicio del progreso social, político, y económico? ¿Cuánto nos durarán las secuelas psicológicas del castrismo, teniendo en cuenta que la mayor tortura ha sido la psicológica, y que ésta se ha aplicado con excesiva sutilidad?
Nuestro país posee una historia, no sólo social, no sólo tuvimos héroes de mil batallas, hemos tenido grandes científicos, escritores, artistas, pensadores, pero también genios económicos, empresarios, luminosos emprendedores, y una tradición democrática antes del golpe de estado del año 1952, luego es poco sabido que Fulgencio Batista convocó a elecciones, malogradas por el terrorismo de los revoltosos castristas. El triunfo castrista del año 1959 es precisamente quien destaja de un golpe la vía democrática.
Supongo que la mayoría de los cubanos estemos dispuestos a una transición pacífica, a un cambio rápido pero con moderación e inteligencia; lo que es seguro es que los que no están dispuestos, a todas vistas, son los que mandan. El hecho de que ese cambio implique que haya que cambiar la legislatura y la constitución, porque nada puede ser posible en el sentido más amplio de la democracia con las leyes y la constitución vigentes, es precisamente lo que desean evitar los que se han apoderado de Cuba desde hace casi medio siglo.
El sábado leí en un periódico que la nueva medida era permitir el derecho a la vivienda. ¿Sin el estado, me pregunto? ¿O todavía seguirán los cubanos comprando al cincuenta por ciento con el estado? Cuando me fui de mi país perdí dos apartamentos, el mío y el de mi madre, ambos los pagué yo, pero no me pertenecían al cien por ciento, la prueba es que no pude venderlos, ni donárselos a un familiar, y mucho menos a un amigo. Para que en la Cuba futura la gente se sienta que vive en libertad deben cambiar las leyes de la propiedad. ¿Quién posee algo en Cuba hoy por hoy? Nadie. Ni siquiera la entrega de tierra a los campesinos significa nada. ¿Pueden esos campesinos vender libremente el producto de sus tierras? Sólo al estado, quien le revende al pueblo, en calidad de intermediario y cuyos beneficios son insólitos.
No creo, como se ha dicho en tantas ocasiones, que los antiguos propietarios en el exilio regresen a Cuba con el ánimo de reclamar y despojar a nadie de lo que les perteneció a ellos porque se lo ganaron con su trabajo. Al menos no lo harán con los cubanos de a pie, otra cosa muy distinta será cuando puedan probar que lo que antes les perteneció estuvo y está en manos de instituciones castristas, eso es otro cantar. No estoy de acuerdo con la recuperación avariciosa y despiadada, con el ojo por ojo diente por diente, no. Pero por el contrario, sí concibo la idea de que los cubanos que fueron expropiados, robados, merecen una indemnización razonable, que puede ser viable por diferentes métodos posibles en el mundo actual. De igual manera que confío en que una penalización, estudiada caso a caso, de aquellos inversionistas que colaboraron y colaboran con el régimen castrista y que utilizaron mano de obra esclava, pagándole a los ciudadanos cubanos a través del estado sumas miserables en moneda convertible, deberá llevarse a cabo en su momento.
Pero para que la sociedad cubana se entere y sobre todo perciba el cambio, debe disfrutar de la mejoría. No sólo de una mejoría económica, al mismo nivel de una mejoría social. Nada más real para recuperar un correcto sistema de salud del que se beneficien todos los cubanos que adoptar modelos que existen en Europa para la seguridad social, y en ese terreno Europa podría ayudarnos muy especialmente, no sólo poniendo en nuestras manos las soluciones, las soluciones sin el apoyo económico de poco valdrían.
En esa Cuba futura la palabra clave es la libertad, liberar a los presos, liberar la economía, liberar la sociedad y eliminar tabúes concebidos ideológicamente, liberar la educación y la salud, pero lo primero es liberar el poder, al menos por el momento. No existe ya nada que buscar en el pasado, como no sea la enseñanza, la experiencia, de concepción histórica. No aportaría nada alimentar rencores ni acudir a la venganza como liberación individual, pero no debemos olvidar lo que nos ocurrió. Y algunos sí tendrán que ser juzgados por tribunales penales internacionales, como ha ocurrido en otros países, pero no creo que deberá ser de importante preferencia. Lo principal es reconstruirnos moralmente, económica, política y socialmente, con odios no podríamos. Pero olvidar tampoco serviría.
Muchas veces he tenido que escuchar a personas que viven en el mundo libre decir que Cuba es perfecta, maravillosa, cívica. No he conseguido callarme nunca. Sé, desde luego, que tampoco estamos preparados para rehacer un país a la perfección, porque ésta no existe en sitio alguno. Pero al menos, permitamos que los cubanos lo decidan en democracia, dejemos que Cuba sea un país libre, pediría hasta que sea un país corriente, sin esos traumas del “faro de América Latina”, ni “el más antimperialista del planeta”, etc… En primer orden, porque todos esos epítetos gloriosos, muy a la china, por cierto, no son ni fueron patrimonio exclusivo de Fidel Castro. Cuba fue faro de América Latina desde el punto de vista económico en el año 1957, y mucho antes de que Fidel Castro tomara el poder el pueblo cubano fue antimperialista.
Que Cuba sea un país normal será posible porque los cubanos seremos capaces de serlo y de construirlo. El castrismo nos inoculó el miedo al capitalismo, y a ese veneno se han sumado muchos colaboracionistas del régimen. No pocos europeos lamentan que la isla cambie porque entonces se volverá capitalista, sin advertir que Castro ha hundido a ese país en la miseria, y la solución que encontró para sacarla de ella ha sido justamente la del capitalismo salvaje. Estas personas deberían admitir que lo que se les acabaría será la pachanga, el coger mangos bajitos a costa de la libertad de los cubanos.
¿Por qué no tendríamos derecho nosotros a un capitalismo también normal, con democracia y libertad? Basta ya de que nos toquen locos descerebrados para dirigir el país, basta ya de que sus deseos sean órdenes. Y seamos honestos, entre un mundo totalitarista, y un mundo capitalista, el segundo ha proporcionado mejores, no las perfectas, pero las más adecuadas propuestas de vida al ser humano. Podemos sospechar, sin embargo, que en el proceso de liberación y democratización muchos compatriotas quedarán al campo, pero esos serán los que han vivido cegados, con la fe puesta en el castrismo, y han renunciado a la esperanza, y a la dignidad verdadera que les facilitaría convertirse en individuos libres.
Raúl Castro no está en condiciones de abrirse completamente a un nuevo período. El debate político no ha sido liberado, la prueba ha sido el pasado congreso de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), que no varió un ápice de lo que ha propuesto como discurso hasta hoy, una especie de declaración de fervores patrios, o un compte rendu como termómetro para medir el estado de opinión; pero por encima de todo, los presos no han sido liberados, entre ellos poetas, periodistas independientes, bibliotecarios independientes. La diversidad social no puede confundirse con la variedad social. Lo diverso calcula la cantidad sin referirse exclusivamente al contenido. En lo variado el contenido es imprescindible, variedad puede existir en muy pocos sujetos. Las nuevas medidas raulistas no han, ni siquiera, aliviado el malestar de la población, generalizado por demás. Más bien lo han agudizado, ahora es cuando es y no cuando ellos quieran, porque es el momento en que la desigualdad y el racismo se agudizan. Para nadie es un secreto que en Cuba hay una pobreza devastadora: no olvidemos a los “buzos”, la gente que vive de los latones de basura, no olvidemos a los que no perciben remesas del extranjero ni tampoco ganan en CUC (moneda convertible entre el peso cubano y la moneda extranjera); no olvidemos que estamos hablando de la gran mayoría de la población cubana, de los obreros, de los ancianos jubilados, de los enfermos. No olvidemos a los negros, ciudadanos de segunda, por culpa del racismo inherente al castrismo.
Antes nadie podía adquirir nada, ahora podrán comprar los que tengan posibilidades y esos son muy pocos, una élite, la mayoría blanca. No creo que la otra, la gran mayoría esté de acuerdo, y por demás, contenta de mirar sencillamente cómo compran unos cuantos y ellos no. Aun cuando el poder reinante le haya inculcado en la cabeza a esa gente que ese es el capitalismo que les tocaría a ellos cuando el monstruo enseñe sus garras, pues, fíjense, sin necesidad de que el monstruo se aproxime, ya están viviendo el capitalismo salvaje de vitrina.
El lenguaje raulista, su método, no es otro que el de imponer un maquillaje, sin hablar mucho, sin invertir demasiada energía personal. Raúl no es Fidel, no posee ningún carisma ni verborrea orate que hipnotice. Raúl Castro sólo sabe manipular en la sombra, quedarse callado, y hacer chistecitos pesados, pero ha sabido ser astuto y le entregó el poder económico al ejército, desde aquella primera corporación denominada Gaviota, aunque no debemos olvidar MC, a los generales fusilados, y al negocio de la droga, amparado por los Castros. Raúl Castro está muy lejos de ser un mago, él mismo lo confesó, pero todavía más lejos de ser un demócrata. Y lo cierto es que en dos años de gobierno no ha cambiado más que el reducido derecho a la adquisición de la pacotilla para dar cuerpo de noticias a los periódicos occidentales.
En dos años, Raúl Castro no ha variado más de lo que variaron las cosas en el año 1989, cuando se inició aquel célebre Período de rectificación de errores y de tendencias negativas; época en la que empezaba la más dura crisis económica que haya vivido la isla con la caída del bloque comunista y la demanda de ciertos sectores de la sociedad de cambios evidentes; culminaba la época en la que el negocio de la droga y de la guerra en Angola habían facilitado un “confort” vivendi a la manera de algunos países comunistas, pero sin llegar a los que gozaba la RDA.
Aún no hemos visto la destrabazón de los negocios particulares, y los impuestos para quienes los tienen, cantidad ínfima, son altísimos, vejatorios, la moneda continúa siendo triple en un desajuste sin precedente, los salarios bajísimos, los precios escandalosos. No se ha hablado más del tan manoseado permiso de entrada y de salida para los emigrantes, o sencillamente para la gente que desee viajar (no sé con qué dinero lo harán, pero siempre estará el exilio que pague, o los extranjeros) El acceso a los hoteles es una de las peores bromas del cuento, tarifas máximas aplicadas a los cubanos, que por supuesto ganan una miseria.
Los dirigentes encabezados por Castro II no cesan de cacarear en reuniones internas que no admitirían un capitalismo de oligarcas, que el ejemplo podía ser cualquier país ex socialista, o por el contrario, Haití, donde impera la más grande las miserias, según ellos. No entiendo estos pronósticos por parte de hombres que dirigen un país, sólo con expectativas negativas, caóticas. También podrían analizar y concluir que podríamos llegar a ser Chile, o España, o Checoslovaquia… pero inevitablemente jamás se dan la posibilidad de ser ellos mismos eficientes.
La pregunta sigue siendo sin embargo, aún todas esas nuevas medidas, “medidas para gastar, no para ganar”, cito a un cuentapropista de a pie en el diario El País. Otra cuestión: ¿La eclosión económica durante la época de Pinochet justificaría sus crímenes?
Por otro lado, es cierto que en el capitalismo el que más gana es el que más posibilidades tiene de invertir, eso es realista; pero en el castro-comunismo, el que más gana se convierte en sospechoso, eso es raulista. Basta recordar los juicios a los generales y las ejecuciones posteriores en el año 1989, y el famoso discurso de Raúl Castro, en el que se preguntaba cómo era posible que esa gente hubiera ganado tanto dinero y viviera tan cómodamente, lo que ni remotamente era el caso del general Arnaldo Ochoa. Él mismo tenía la respuesta, porque el departamento de MC trabajaba bajo las órdenes de Fidel y de Raúl, ¿quiénes sino de ellos?
¿Quién tiene entonces la respuesta a la interrogante de si en Cuba habrá un proceso de transición pacífico y digno? Pues la respuesta la tienen los Castros, como en cualquier dictadura, ni el pueblo cubano, ni los disidentes, ni el gobierno norteamericano. Los Castros solos decidirán si los cambios “estructurales” anunciado por Castro II, y “espectaculares”, se harán en el terreno de la democracia y de las libertades, además de entregar a los campesinos el derecho a sus instrumentos de trabajo, y la pacotilla sensacionalista de móviles, arroceras, y toda la parafernalia citada. ¿Alguien podrá mañana levantarse, dirigirse a la plaza de la revolución y gritar a todo pulmón ¡viva Cuba libre!, sin que lo encarcelen? Ya no estoy hablando de un grito de ¡abajo Fidel!, o peor aún, en estos momentos, ¡abajo Raúl!
Es curioso, cuando se tocan estos temas en bocas cubanas suena a pasión, a sinrazón, para algunos.
Ayer leí en Penúltimos días, luego en El Nuevo Herald, que el músico cubano Elvis Manuel, se encontraba desaparecido después de un intento de irse del país en una lancha. La lancha se encontró vacía, no se sabe si el joven pudo embarcarse en ella, o si la policía castrista lo detuvo antes. Su madre sí consiguió irse en otra lancha, un escampavías norteamericano la deportó a Cuba. Nada más. Llevamos cuarenta y tantos años soportando estos dramas, miles y miles de personas han muerto devorados por los tiburones. ¿La culpa es del imperialismo yanqui, huyen los cubanos de ese imperialismo, o de la dictadura castro-comunista? Estos son nuestros desaparecidos, tienen nombres y apellidos, tuvieron profesiones, sueños y esperanzas. En un video que encontré en youtube, el joven Elvis Manuel, junto a otros jóvenes, cantan, improvisan, uno de ellos sostiene dos teléfonos móviles, y se puede ver una computadora, medio desguasada, pero funcionando… Por lo visto las nuevas medidas raulistas, con el extremista ortodoxo Machado Ventura como segundo, y los militares de toda la vida, no lo detuvieron a la hora de decidir exiliarse, por lo visto Elvis Manuel busca, ojalá esté vivo, no sólo teléfonos celulares, y lo demás, por encima de todo un sitio donde su creatividad prospere en libertad, porque no es fácil arriesgar la vida de esa manera.No estoy de acuerdo con los que afirman que la oposición y el exilio han sostenido una posición férrea ante el inmovilismo de La Habana. La posición de los exiliados y de los disímiles grupos de disidentes durante estos cuarenta y nueve años ha puesto en la mesa múltiples proyectos, desde los más exigentes hasta los más flojos en relación a la dictadura, ninguno de esos proyectos le ha valido a los Castros. Del otro lado de la mesa, el vacío. Con los Castros no se dialoga, ellos no quieren. Con los Castros siempre ha sido a la brava, ¿o ya hemos olvidado el derrumbe de las avionetas justo cuando el ex presidente Clinton hacía sus fintas para suavizar el boicot comercial? La oposición y el exilio deben seguir como hasta ahora, en su diversidad, en su exigencia de la democracia y de las libertades civiles, porque sólo eso garantizará la puesta en marcha del respeto a nuestro dolor, es una deuda pendiente del mundo con los cubanos- y por encima de todo, el trayecto limpio hacia una sociedad democrática. Deberíamos leer más a Leví Marrero y su Cuba: economía y sociedad, o Cuba: isla abierta, para comprobar que no sólo se han manejado en el exilio propuestas políticas extremistas.Sin embargo, la disidencia y el exilio están en su derecho de no reconocer el gobierno raulista en una sucesión dinástica, puesto que tampoco ese gobierno los considera a ellos. El primer paso lo debe dar el gobierno, contestar las miles de cartas que estos disidentes les han enviado durante estos años y no encarcelarlos cada vez que les escriben, como hicieron con La protesta de los Diez, y enviar respuestas reconociendo su fracaso. ¿Quién le ha pedido disculpas a María Elena Cruz Varela? ¿Estarían dispuestos? Hace poco, Mariela Castro, presidenta de la CENESEX, hija de Raúl Castro, afirmó, entre otras barbaridades, que la represión de homosexuales “había sido light.” ¿Es esto un reconocimiento al sufrimiento y a las humillaciones por las que pasaron tantos homosexuales en la isla? ¿Es esto un arrepentimiento? Más bien me parece una burla ante tantos destinos rotos en los campos de concentración castristas, los UMAP.
La fuerza moral está hoy en día de parte de los disidentes y de los exiliados, del sacrificado pueblo cubano. La clase dirigente posee la fuerza económica y política, pero también la represora. Tendría que desaparecer la fuerza represora, y poner en función de la fuerza moral el resto de las fuerzas. ¿Serían capaces?
Como ven, existen más interrogantes que propuestas. O quizás aún no hayamos sabido valorar las propuestas del exilio y de la oposición interna, y sigamos a la expectativa de lo que dictamina el buró político y el consejo de estado. Yo sólo admito la idea de la libertad, de un estado de derecho, de la democracia. Creo que es el único modo de dejar de ser sólo seres cubanos y convertirnos en seres humanos. En la antigua Roma a los esclavos se les saciaba el hambre, también a los esclavos africanos se les saciaba el hambre en los barracones con dietas que ya quisieran los cubanos de hoy, y seguían siendo esclavos. Esperemos que los cubanos muy pronto puedan saciar pacíficamente su sed de libertad, y puedan apreciar la vida de forma libre y natural, como en aquel poema dedicado Al Cauto de Carlos Manuel de Céspedes:


“Así es el hombre. Entre caricias nace;

risueño, el mundo al goce le convida;

todo es amor, y movimiento y vida.”


Muchas gracias.


14 de abril del 2008.


© Zoe Valdés

viernes, 11 de abril de 2008

El deporte, la política y los hipócritas

Nada nuevo bajo el sol: desde que en Munich 1972 terroristas palestinos secuestraron a miembros del equipo olímpico israelí, resultando esto en 9 atletas muertos, nada debe ya asombrar en este tema. Sin embargo, a raíz de todo el asunto Tibet-China-antorcha olímpica, un amigo internético comenta: “…creo que China merece todo el oprobio del mundo por lo que está haciendo en Tibet, pero también creo que es un serio agravio a los atletas, muchos de los cuales se han esforzados como bestias para llegar a este punto y nunca tendrá otra oportunidad…”. Gran verdad.

Y eso me lleva a recordar aquella racha de boicots mutuos, en medio de la guerra fría: Olimpiada Moscú 1980 y Los Angeles 1984. Y el resultado, efectivamente, fue la frustración de los atletas, que vieron pasar sus mejores momentos sin poder participar en la competencia, y de los aficionados, que estuvimos 12 años sin ver en el mismo escenario a los mejores de USA, URSS, RDA, Alemania Federal y China, entre otros.

No es menos cierto que esta oportunidad de ganar atención para el conflicto del Tibet es inmejorable y así está sucediendo. Pero la turba siempre es injusta y torpe: confunde al gobierno chino con las Olimpiadas y, en lugar de quemar una bandera china, apagan la antorcha.

Por otro lado, el Parlamento Europeo no descarta un boicot a la Olimpiada china. Y esa es la hipocresía mas descarada. Si realmente se quiere boicotear al gobierno chino por la represión en el Tibet, entonces:

- ¿Por qué no boicotear la compra de productos chinos?

- ¿Por qué los EEUU, paladines de la democracia y la justicia, no le retiran la condición de nación más favorecida en el plano económico?

- ¿Por qué no les suben los aranceles a los productos chinos?

- ¿Por qué seguir permitiendo que compañías de esos países, tan indignados ellos con el asunto del Tibet, se sigan estableciendo en China?

Porque, en realidad, lo del Tibet les tiene sin cuidado. Lo importante es que el costo de lo que se produce en China es mucho menor que en Europa o USA.

Y porque boicotear a una potencia nuclear, con el ejercito mas grande del mundo, con tecnología de misiles, satelites, etc.... en fin, pues es más facil las Olimpiadas.

Hipócritas y además, cara´e palo.

jueves, 10 de abril de 2008

Cada loco con su tema...

Es curioso: Chávez anda nacionalizando industrias, quizás aprovechando la bonanza de los precios del petróleo y el ingreso fabuloso que esa situación le crea a los países petroleros. Va nacionalizar tres cementeras y ya nacionalizó una siderúrgica. Vale mencionar quela nacionalización implica que el gobierno las compra, no que se las roba, como hizo Fidel en Cuba. Por cierto, el vicepresidente de Venezuela, al anunciar la noticia, dijo que la decisión había sido tomada la víspera por el “Comandante Presidente Hugo Chávez”. Comandante Presidente. Pal carajo…

Por otro lado acabo de leer que el gobierno cubano está estudiando la posibilidad de ampliar la inversión privada extranjera en la agricultura cubana . Por cierto, yo no sabía que ya existía inversión privada en ese sector, aunque algo de eso escuché hace 10 ó 12 años, que una rama de la compañía canadiense Sherrit, exitosa inversionista en la industria cubana del níquel, se estaba expandiendo hacia el petróleo y hacia intentos con la agricultura. En fin, ya veremos.

Pero lo que me motivó a comentar este asunto: Chávez sacando a los capitalistas de Venezuela y arriesgando una ineficiencia feroz en dos industrias fundamentales; Raúl metiendo a los capitalistas en Cuba buscando quien le de comida a la gente…

Son tiempos interesantes, sin duda. Después de haber vivido los estáticos 80, de haber sobrevivido los convulsos 90, estoy seguro de estar viviendo algo trascendente en esta primera década del XXI.

Estoy muy entretenido.

Esa cosa que llaman identidad

A los cubanos nos identifican muchas cosas, que si bien no todas buenas, desgraciadamente, muchas son muy peculiares. El gracejo criollo es una de ellas, ese sentido del humor que hace que percibamos, por ejemplo, el humor mexicano como soso e ingenuo.

Por otra parte, resulta curioso ver como a las escasas peliculas cubanas que pasan en la TV mex o a los reportajes donde hablan cubanos o incluso cuando ponen a Fidel hablando... ¡les ponen subtitulos en español! Acento aparte, la verdad es que hay cosas que sólo un cubano entiende. De hecho, cuando un cubano llega a la frontera con USA y solicita asilo político, le hacen preguntas cuyas respuestas se supone debe saber un cubano.


Tomé prestado del blog de La Caimana este cuestionario. No es el unico que he visto ni pretende ser un test de cubanidad ni mucho menos, pero, si lo aplicaran en la frontera USA para diferenciar cubanos de no cubanos, probablemente sería infalible:

1 - ¿A qué hora mataron a Lola?
2 - ¿Qué le pasó a Chacumbele?
3 - ¿Qué le pasa al niño que no llora?
4 - Ae, Ae, Ae…
5 - ¿A qué se le da la patada?
6 - ¿Cómo Pedro por donde?
7 - ¿De quién era el platanal?
8 - ¿De dónde era el caballero?
9 - ¿A quien tumbó la mula?
10 - ¿Qué canta la gente cuando se muere?
11- ¿Qué es Cuba de las Antillas?
12 - ¿Qué le pasa a uno cuando estira la pata?
13 - ¿Cómo terminó la fiesta del Guatao?
14 - ¿Qué tiene que hacer el que siembra su maíz?
15 - El que no tiene de congo...
16 - ¿Qué es Cuba del Golfo?
17 - ¿Quién camina así?
18 - ¿A qué hora tiran el cañonazo?
19 - ¿De qué metal era Maceo un titán?
20 - ¿De dónde son los cantantes?
21 - En la Habana se dice frutabomba, ¿y en Oriente?
22 - ¿Quimbombó que resbala?
23 -Quiero un sombrero de guano, una bandera, quiero una guayabera y ¿qué más?
24 - ¿Qué se echa cuando uno hace el amor?
25 - ¿Cómo se quedó el gallo de Morón?
26 - ¿Qué pega el infiel?
27 - ¿Cuándo no valen guayabas verdes?
28 - ¿Cómo quien voló?
29 - ¿Cuándo hablan los niños?
30 - El muerto a hoyo ¿y el vivo?
31 - Apunta pal‘ Morro y tira ...
32 - Todos los pájaros roban arroz, ¿y las culpas las paga?
33 - Toma chocolate y ...?
34 - Jorobita, jorobita lo que se dá ...?
35 - ¿De quién son los tamalitos?
36 - Flor amarilla, flor colorá, si tienes verguenza?
37 - Relajo si, pero con?
38 - ¿Qué le dan al macao?
39 - A falta de pan ...
40 - Están acabando con la quinta, y con los?
41 - ¿En dónde quieren meter la Habana?
42 - Camina como Chencha...?
43 - Dile a Catalina que se compre ...
44 - ¿Pa‘ dónde mandaron a los albañiles cuando se acabó la mezcla?
45 - Pónme la mano aquí, le dijeron a...
46 - ¿Qué tomamos todos los negros?
47 - ¿A Bayamo en qué?
48 - ¿Quién se muere de sed?
49 - El bruto es un ñame con?
50 - Dale candela al jarro hasta que …
51- Va a durar lo que un merengue…
52- Mono ve, mono…
53- Le roncan los…

miércoles, 9 de abril de 2008

Los ingenuos y el gatopardo criollo

Mucha gente está esperanzada con lo que ha hecho hasta ahora Raúl Castro, es decir, levantar algunas absurdas prohibiciones.

Otros nos sentimos bien con ello, pues se agradece algo nuevo entre tanto inmovilismo.

Y otros le piden peras al olmo y creen que la velocidad de los cambios será vertiginosa. De esa manera, esperaban que en el reciente congreso de los intelectuales cubanos se diera el inicio de la perestroika cubana. Eso es ingenuidad.

Y es que hay suficiente astucia y pragmatismo en Raúl Castro para aplicar en toda su extensión la genial y cínica política del gatopardismo : algo debe cambiar para que todo siga igual.

Por ahora es así, pero yo, ingenuo optimista incorregible, espero los Cambios a corto plazo.

Quiero poner un negocio en Cuba…

viernes, 4 de abril de 2008

¡Yoani con el Ortega y Gasset!

Yoani Sanchez, la bloquera No. 1 de Cuba, se alzó nada menos que con el premio Ortega y Gasset en la categoría de periodismo digital.

Merecidísimo y muy grato en medio de tanto bodrio intelectualoide que uno se encuentra por ahí.

Como cubano y bloguero me siento orgulloso y ahí le van mi abrazo, felicitación y admiración a la Y.

jueves, 3 de abril de 2008

Ya tienen los cubanos, vamos a ver... II parte

Algunos mexicanos bienintencionados se me han acercado y me han comentado con entusiasmo acerca de las nuevas medidas que Raúl Castro ha promovido en Cuba. Por supuesto, los comentarios no carecen de perplejidad, pues por acá no es muy concebible que se necesite permiso para comprar un televisor o para entrar a un hotel. Y claro que causa cierta incomodidad comentar estos absurdos.

Sin embargo, he tenido que hacerla de abogado del diablo y poner las cosas, según yo, en su lugar.

El 60% de los mexicanos no puede comprar un televisor LCD ni hospedarse en un hotel ni rentar un carro ni comprar un celular. Simplemente viven por debajo del nivel de pobreza y no disponen de dinero para esos fines.

Por tanto, el bienvenido y positivo levantamiento de esas absurdas prohibiciones que está teniendo lugar en Cuba, ha comenzado a equiparar al 99% de los cubanos con el 60% de los mexicanos.

Es decir, ya están apareciendo condiciones necesarias, aunque no suficientes, para que los cubanos de adentro lleguen al siglo XXI y a la frontera de la pobreza.

Bienvenidos.

Cuestionario Proust

Hay un cuestionario, muy usado en la prensa rosa, que pretende dar una idea acerca de la personalidad de quien lo responda. Le llaman cuestionario Proust (no sé bien porqué, pero me lo imagino...) y tiene tantas variantes en sus preguntas como veces que se haya hecho.

Leí las respuestas de un par de entrevistados y me doy cuenta de que la gente, ante este tipo de preguntas, no puede evitar caer en clichés. Pero resulta entretenido, así que escogí éste y puse mis propios clichés:


¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
Ser feliz

¿Cuál es su miedo más terrible?
Morirme

¿Con cuál figura histórica usted se identifica más?
Con los que entienden la cosa

¿Cuál es su extravagancia mayor?
Querer vivir para siempre

¿Cuál es su viaje favorito?
A casa

¿Cuál virtud usted considera más sobre-estimada?
La honestidad

¿En qué ocasión usted miente?
Cuando es conveniente

¿Cuál palabra o frase usted más utiliza?
Las cosas siempre pueden empeorar

¿Cuál es el gran amor de su vida?
La vida en sí

¿Cuál es su actual estado de mente?
Pragmático mientras pueda

¿Si pudiera cambiar algo de usted mismo, qué sería?
¿Una sola cosa o se vale un rediseño... ?

¿Qué es lo que más deplora en usted mismo?
Que mi mente y mi cuerpo vayan cada uno por su lado...

¿Qué es lo que más deplora en otros?
Últimamente, la mediocridad

¿Qué es lo que considera su gran logro?
Logros, algunos; gran, ninguno

¿Cuál considera que es la más baja de las miserias humanas?
La pedofilia

¿Qué es lo más valioso que posee?
Un ipod

¿Cuál es su característica más sobresaliente?
Un incipiente pancita…

¿Cuál es la cualidad que más admira en un hombre?
Sentido común

¿Cuál es la cualidad que más admira en una mujer?
Las nalgas

¿Cuáles son sus escritores favoritos?
Ufff….

¿Cuál es su héroe de ficción favorito?
Indiana Jones

¿Cuál es su héroe de la vida real?
Quizás mi padre, por ser tenaz e ingenuamente honesto

Si usted fuera a morir y regresara como una persona o cosa, ¿cómo piensa que regresaría?
Como una mejor persona, espero

¿Qué es lo que más le disgusta?
Esa es una pregunta muy difícil para un inconforme…

¿Cómo le gustaría morir?
En realidad no me gustaría

¿Cuál es su máxima?
¿Máximas? Más bien me manejo con mínimas...

martes, 1 de abril de 2008

Un extraña ética

Como típicos cubanos de estas generaciones hiperinformadas acerca de médicos y medicinas, mi esposa y yo decidimos que en la próxima consulta con su ginecólogo le preguntaríamos acerca de la prueba de alfa feto proteína, la cual es un examen de rutina que se les realiza a las embarazadas en Cuba, y que ayuda a determinar si existen defectos en el desarrollo del bebé. Y así fue: durante la consulta, le preguntamos al doctor si se le realizaría ese examen a mi esposa.

El doctor, un hombre calvo, agradable y de mirada vivaz, comenzó a mover sus ojillos con inquietud, mientras titubeaba en la respuesta. “Miren”, nos dijo, “el problema con esa prueba es la gente… lo que implica si es positiva… la gente no acepta eso…es decir, una interrupción del embarazo…” y bajando la voz a niveles casi inaudibles y vigilando la puerta entreabierta de la consulta, añadió: “Un aborto… es inadmisible, es ilegal, inclusive en casos de síndrome de Down o malformación genética…en 30 años de practica sólo he tenido un caso de aborto y fue por fuerza mayor… de todas formas tengo que hablar al laboratorio, a ver si la hacen, pues yo no la indico como procedimiento estándar…”. Y nosotros escuchábamos inquietos y asombrados la exposición del dilema ético y moral al que se enfrenta la mojigata sociedad mexicana, aun en sus exponentes más calificados.

La conclusión es que los ginecólogos mexicanos no indican la realización de la prueba que alerta sobre malformaciones en el feto porque, en caso de ser positiva, tendrían que proceder con un aborto.

La conclusión es que las parejas deben tener un hijo genéticamente malformado, que nunca tendrá una vida plena como ser humano, sólo porque la sociedad acepta que Dios envió ese niño, evidentemente sin revisar la calidad del envío, y aun así hay que tenerlo.

La conclusión es que los ginecólogos mexicanos fomentan el nacimiento de niños malformados, en nombre de Dios y de su mierdera sociedad mojigata.

En conclusión, le pedimos al doctor la realización del examen.