Cubanistica y otras razones

domingo, 21 de junio de 2009

La universalidad de los hijos de puta

Ando muy ocupado y no tengo tiempo para mi blog, pero lo que sucede en Irán es algo que no se puede soslayar.

Siendo cubano, no puedo menos que comparar lo que sucede en mi país y en Irán. Veo que da lo mismo que sean del Caribe o persas de antigua estirpe, ateos o fundamentalistas islámicos, los represores son esencialmente hijos de puta.


domingo, 22 de febrero de 2009

Obama en su mejor momento con Castro


Así es, la Reina del Carnaval brasileño Viviane Castro decoró su muslo izquierdo con una imagen del Presidente Obama, el cuál seguramente nunca había estado tan cerca del paraíso...


A esconderse, que viene la basura...

Después de la reciente colisión entre un satélite ruso abandonado y un satélite estadounidense en activo, de nuevo se ha puesto de moda (sospecho que por poco tiempo) el tema de la basura que los humanos hemos puesto a orbitar el planeta Tierra.


Se dice que hay orbitando cerca de 19,000 objetos; de ellos 900 son satélites. De esos objetos, 1000 son menores a 10 cm y fueron producidos por la mencionada colisión. Y, finalmente, estiman que, si se sigue acumulando basura espacial, para el año 2050 será frecuente este tipo de choques, los cuales ahora son realmente raros. Y aunque un plazo de 40 años parezca muy largo, sobre todo para muchos que quizás ya no estaremos por acá, en realidad es muy poco tiempo.

La verdad es que, visto como andan las cosas en nuestro planeta, los humanos somos una plaga. Resulta fácil imaginar a los extraterrestres, (suponiendo que sean diferentes a nosotros en cuanto al cuidado del entorno), alistando letreros del tipo “Cuidado con los meteoritos y los terrícolas”.

jueves, 19 de febrero de 2009

Querido enemigo de mi enemigo

En las batallas más fieras las partes en disputa tienden a usar cualquier recurso, por extremo que éste sea, con tal de imponer su posición.

Hay innumerables precedentes de este fenómeno, algunos de ellos realmente antológicos, como el de los Estados Unidos de América apoyando al talibán en contra de los soviéticos o el gobierno cubano entrenado a Savimbi o a Pol Pot o, más recientemente, la implícita alianza entre Chávez y Castros.

En fin, aquello de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” siempre ha funcionado como rule of thumb a la hora de tomar partido. Cueste lo que cueste. Pero desgraciadamente, en un mundo tan dinámico como el que nos toca vivir, esto no siempre funciona y a la larga puede resultar contraproducente. Y es que hay que ser prudente a la hora de escoger tanto enemigos como amigos.

Escribo todo esto motivado por un tema al cual ya me referí anteriormente (Gorki Ávila como bandera de la “disidencia") y que ahora retorna en el caso del escritor y fotógrafo cubano Orlando Luis Pardo.

OLP es un joven atormentado por el entorno cubano, por las miserias espirituales y materiales y por su propia actividad creativa. La página de Penúltimos días y la del portal Cubaencuentro han sido promotores de lo que OLP escribe y hace. De lo que he leído en esos sitios se pueden destacar dos aspectos: el primero, es que Orlando es un tipo valiente, contestatario, y eso merece respeto. Prueba de ello es que acaba de protagonizar un lanzamiento "no autorizado" de un libro suyo, en las inmediaciones de la Feria del Libro de La Habana, a pesar de haber recibido amenazas al estilo de "machacarán mis manos y mi boca, (...) me arrancarán los ojos y el badajo".

Lo segundo es que OLP, en su afán de juguetear con las palabras y las imágenes, tiene un estilo tan barroco al escribir que hace de sus escritos una madeja intrincada, rebuscada, que quizás lo lleve a la fama como escritor, pero que, hoy por hoy, con un par de excepcionales excepciones, es poco potable para un lector promedio como yo.

No es mi intención restarle méritos a OLP. Tengo además la impresión que escribe para sus pares y no para el gran público, a lo Lezama Lima, Carpentier o Juan Rulfo (salvando las diferencias), lo cual, temo, lo coloca en ese populoso nicho de muy-conocido-entre-nosotros-los-intelectuales. En lo personal, le deseo la mejor de las suertes a OLP.

Cabe mencionar, ademas, que OLP sólo comparte con Gorki el anticastrismo. Y si me viera obligado a postular de ellos dos un "opositor", OLP sería mi elección. Pero me pregunto, como lo hice en el caso de Gorki, que pasaría con OLP y su repentino salto a la fama inter-bloggers si sólo fuera otro incomprendido y desmelenado intelectual, pero sin su alineación anti-Castros.

En fin, creo que hay una sed por opositores al régimen castrista (y si son pintorescos y notorios, mejor) que hace que cualquiera sea bueno para “la causa”.

Por cierto, lo mismo hace el gobierno cubano al apoyar a cualquiera que esté en contra de los Estados Unidos.

Y es que, una vez mas, los extremos, al final de la historia, ocupan el mismo sitio, se tocan…

viernes, 30 de enero de 2009

Los rusos, (casi) 20 años después

Oficialmente soviéticos, extraoficialmente rusos, popularmente “bolos”.

Crecimos viendo soviéticos, escuchando acerca de ellos y, en ocasiones, oliéndolos en nuestra cercanía. Inconfundibles personajes, vestidos con ropas ligeras de colores pastel, los hombres casi siempre en sandalias, las mujeres con vestidos estampados, siempre cargando bolsas con mercancías, todos envueltos en un característico hedor, mezcla de sudor agrio y un extraño humo dulzón, producto de unos aun más extraños cigarrillos, de filtro larguísimo y muy poco tabaco. Y pésimo sabor, como comprobé en algún momento, cuando aun tenía el placer de fumar (suspiro).

Mi primer recuerdo de los rusos viene de una deliciosa playa al este de la Habana, llamada el Rincón de Guanabo, situada a unos kilómetros después del pueblo de Guanabo. Una playita, apenas notable para los que viajan por la Vía Blanca, y donde mi familia tuvo una casa. Alli pasaba yo casi dos meses de vacaciones todos los años.

Los días entre semana la playa estaba desierta (¡una playa solamente para mí!), pero los fines de semana mi playa se llenaba con personas que venían huyendo de las tumultuosas playas del Este de La Habana. Llegaban principalmente familias, parejas apasionadas y bulliciosos grupos de pescadores. Y, por supuesto, rusos. Estos traían toda la parafernalia playera: caretas de buceo, “patas de ranas”, snorkels, cámaras fotográficas, sombrillas, coloridas e inmensas toallas. Alli pasaban el día, envueltos en su charla sibilante y entrecortada y en su sempiterno olor.

Los recuerdo embadurnándose constantemente con lociones de olores frutales, tratando ingenuamente de proteger sus traslúcidas y frágiles pieles del inclemente sol cubano, y comiendo raros caramelos de consistencia pastosa y rico sabor, que a veces me eran ofrecidos y que, por supuesto, eran rápidamente aceptados.

Después, años más tarde, se los podía encontrar en todas partes. Cuba, en general, y La Habana en lo particular, estaba inundada de rusos. En cualquier centro de trabajo estaban los sempiternos asesores rusos, ya fuera en energía, extracción de petróleo, minería, economía (¡horror!), construcción y, por supuesto, en el ejercito. Eran tantos que, zonas de la ciudad, algunos edificos y tiendas fueron bautizadas como "de los rusos". Pasaron a formar parte de la cultura popular cubana, junto con sus carros, lavadoras, televisores, sus peliculas y, por supuesto, los muñequitos. Traían la vodka y se llevaban el ron, e intercambiaron la receta de su agridulce borsch por la de los platanos fritos.

Casi 30 años estuvieron en Cuba hasta que, a principios de los 90, después de haber asesorado en el desastre cubano y habiendo regalado al gobierno comunista cubano miles de millones de dólares, que fueron diligentemente dilapidados, todos se fueron, desempleados por la glasnost y la perestroika.

Dejaban detrás un país repleto de tecnología obsoleta, de deudas, de desamparo, con conceptos anquilosados, con instalaciones industriales desarmadas, guardadas en polvorientas cajas en ignotos almacenes y cuyos “manuales de usuario” estaban escritos, por supuesto, en ruso.

El intercambio con los rusos también dejó numerosos descendientes, de mezclada estirpe. Muchos de los cubanos que estudiaron carreras universitarias en Rusia trajeron al regreso no sólo sus diplomas de ingenieros y licenciados, sino rollizas y albas mujeres rusas. De esas uniones surgieron raros mulatos de ojos verdes y pasa de color pajizo, capaces de hablar fluidamente en ruso o peculiares retoños de franca apariencia eslava, que sorprendían al hablar español con el más puro acento habanero.

Y ahora, como los mosqueteros, los rusos están de regreso 20 años después. Pero ahora son hombres de negocios, que vienen por el petróleo cubano, el níquel cubano, el turismo y todo lo que la isla pueda ofrecerles. Ya no irán a mi playa, ahora se irán a los cayos prohibidos y exclusivos, donde sólo entra un cubano si es empleado para servir a los turistas. Vienen en son de bussiness y los nostálgicos les llaman amigos, los extrañábamos daraguii druzia, les dicen.

Pero ellos ya no vienen de la Unión Soviética, vienen de un país diferente. Ahora sí son llamados rusos con justicia y no hay ofensa posible. Vienen de Rusia, que quiere volver a ser potencia mundial y que quiere confrontarse, hacerse notar.



Y vienen en mal momento, cuando la oportunidad de un acercamiento entre Cuba y Estados Unidos es mayor que nunca. Y para Cuba (y los cubanos, en última instancia), es más importante (siempre lo ha sido) el vecino de al lado, los Estados Unidos de Norteamérica, que la remota y extraña Rusia.

Me temo que el gobierno de los Castro, en su afán de mantener su enemigo preferido vigente y a la mano, va a apostar por cualquier variante, menos por la reconciliación y el diálogo con Estados Unidos, esta vez bajo la presidencia de Obama.

Parece que esta vez será (de nuevo) la variante de los rusos: antes amigos, después traidores, ahora padres pródigos de regreso, buscando zonas de influencia… de nuevo.



Y así lo ve Garrincha

miércoles, 21 de enero de 2009

De Hollywood, dientes y una H

Nunca había visto una toma presidencial de un presidente de los Estados Unidos. Y, la verdad, ésta fue algo digno de ser observado. He aquí algunas cosas que me llamaron la atención:

No se puede negar que los estadounidenses adoran el drama. Para no ser menos, la toma presidencial de Obama parecía una puesta en escena hollywoodense. Muestra de ello fue la entrada de los principales actores (esposas, hijos, vice y presidentes, electos o vigentes), la cual fue dosificada cuidadosamente, espaciada en varios minutos, anunciada con trompeteo de heraldos y con la voz engolada de un locutor en off.



La sonrisa de Biden muestra la boca mas llena de dientes que he visto. El hombre me parece el arquetipo del político estadounidense, con ese aire que se antoja una mezcla entre un blanco patriarca de Nueva Inglaterra y un tiburón blanco del Atlántico Norte.





La sonrisa de Obama, cuando caminaba por los pasillos en ruta al estrado, era giocondesca, apenas un esbozo. Al salir al aire libre puso la otra, la sonrisa franca y agradable que lo identifica. Sonriendo así logra parecer un político confiable, rara avis.

El locutor me sorprendió. Alguien decidió que el nuevo presidente fuera presentado como Barack H. Obama. El embarazoso Hussein quedó reducido a una inofensiva H, hasta que, en el juramento, el presidente en persona se encargó de redimir su segundo nombre y lo puso de nuevo en circulación. Fue esa la más corta existencia de una inicial. Cosas de lo políticamente correcto. O de la paranoia oficial, quizás.



Había allí un millón de personas o más. Sin acarreos, ni CDR´s ni sindicatos. Gente que simplemente quizo presenciar la Historia. Impresionante espectáculo, la verdad.

El discurso inaugural de Obama tuvo muchas frases interesantes. Parafraseo una de las que más me gustó:

“Ellos (¿los dictadores?) están en el lado incorrecto de la Historia, pero estamos dispuestos a extenderles nuestra mano, si ellos abren su puño”


Solamente en ese caso. A mi me queda claro, muy claro.

sábado, 3 de enero de 2009

Cubans, go home!!

El acuerdo migratorio entre Cuba y México y que recientemente entró en vigor es difícil de entender.


Según este acuerdo los cubanos que México encuentre en su territorio y que hayan entrado de forma ilegal al país serán deportados a Cuba. Cosa ridícula, pues:

  • Al gobierno de Cuba le conviene que haya menos habitantes en la isla: así puede reducir gastos en alimentos, energía, educación, salud y tiene más casas disponibles, entre otras ventajas. Además, los cubanos que abandonan Cuba no apoyan el régimen comunista así que, con su partida, quedan en Cuba menos “opositores”, lo cual sería el mas dulce deseo de cualquier dictadura.


  • México es, por excelencia, un país emisor de emigrantes ilegales. Hay millones de mexicanos ilegales en Estados Unidos y su proceso de migración es tácitamente apoyado por el gobierno mexicano, pues ello representa menos ciudadanos dependiendo de la seguridad social, menos desempleados y, por otro lado, una inmensa fuente de ingresos por concepto del envío de dinero que realizan estos migrantes desde los Estados Unidos hacia México.



  • A México no le afectan ni la llegada ni la permanencia de cubanos a su territorio pues estos no pretenden permanecer en México: su propósito es llegar a los Estados Unidos.

¿Dónde están entonces los orígenes de tan absurdo acuerdo migratorio?

¿En Cuba? ¿En México?


¿O más al norte?



No entiendo nada...